Si el vaso no está limpio, lo que en él derrames se corromperá
Horacio (65 a.C. – 8 a.C.) Poeta italiano
Son ya demasiados los focos rojos que se prenden en la Guardia Civil. Por todos lados brotan señalamientos de corrupción o de abuso de poder en contra de sus elementos, y es hora que no hay quien ponga orden. Parece un organismo sin controles, sin disciplina, donde cada quien hace lo que quiere, y casi siempre es para mal. Un organismo, en pocas palabras, sin cabeza, a menos que desde la cabeza se toleren las irregularidades.
La última de la Guardia: es señalada por vecinos de fraccionamientos privados de tratar de extorsionarlos, al pretender llevarse detenidos a los empleados de dichos lugares que cumplen funciones de supervisión en las casetas de acceso, bajo el pretexto de que no tienen autorización para dicho trabajo, cuando ni siquiera portan armas, solo se dedican a pedir identificación a los visitantes. Punto.
Pero los policías estatales han encontrado un medio fácil de obtener dinero: para no llevarse detenidos a esos empleados de los fraccionamientos, proponen que se contrate los servicios de la Policía Auxiliar, esa que nadie quiere pero que desde el gobierno se pretende imponer a todo mundo. Obvio, la Policía Auxiliar cobra y en serio. O bien, otra opción: los vecinos pueden dar unos veinte mil pesos por año a los policías y éstos los dejarán de molestar. Extorsión vil, según denuncian habitantes, por ejemplo, de Arboledas de la Huerta y de Hacienda del Valle.
Los vecinos tienen temor de represalias por parte de los policías estatales, pero de cualquier forma han denunciado públicamente esos intentos de extorsión. Lo más probable es que con todo y denuncia, no pase nada, no haya indagatoria interna alguna en la Guardia Civil y todo quede, como siempre, en la impunidad, lo que acrecienta las sospechas de que ese tipo de actuaciones ni son aisladas ni al margen de la autoridad.
Tanta denuncia de por medio en contra de la GC, fortalece las acusaciones que sistemáticamente ha levantado el alcalde Alfonso Martínez y que han caído en el vacío. Nunca ha sido un dechado de pulcritud la policía estatal, pero hoy alcanza niveles inéditos de irregularidades. Es momento de que el gobernador Ramírez Bedolla tome cartas en el asunto. Veremos.
Y a la pesadilla ya solo le quedan 234 días.
X@jaimelopezmtz