Todas las madres quieren que sus hijos crezcan y sean presidentes, pero no quieren que mientras tanto se conviertan en políticos
John F. Kennedy (1917-1963) Presidente de Estados Unidos
El priísmo no tiene remedio. Diría el clásico: ve la tempestad y no se hinca. Ve el panorama a la vuelta de la esquina y actúa con una indiferencia que es más fácil entenderla por dolo, que por ingenuidad.
El otrora partidazo ha decidido, ahora sí ya en definitiva, cancelar toda posibilidad de sumarse a la alianza opositora en Morelia. Guillermo Valencia, el líder en la entidad, justifica que es porque a su partido no le respetaron su peso real en la conformación de candidaturas aliancistas tanto para la Alcaldía como en las cuatro diputaciones locales. En el fondo, Valencia jugó siempre a perder esa alianza, para ganar en otra fáctica y subrepticia, con Morena.
Si Valencia hubiera querido la alianza con PAN y PRD y, sobre todo con Alfonso Martínez, no habría puesto sobre la mesa exigencias descabelladas y absurdas, como quedarse con las cuatro candidaturas a otras tantas diputaciones, e imponerle al alcalde la sindicatura de su probable próxima gestión municipal.
Eso es hacer como se quiere “negociar”, pero en el fondo buscar lo contrario, aunque el pretexto para no llegar a ningún acuerdo se endosará al que está del otro lado de la mesa. La alianza no va en Morelia, “y no fui yo el culpable”, dice este martes. Le salió bien la estrategia.
Lo que no estoy seguro es que Alejandro Moreno, el líder nacional priísta, esté al tanto del fondo de la “ruptura” aliancista en Morelia. Valencia dice que tiene el respaldo de su jerarca nacional, pero habría que ver qué versión le dio.
Hoy no parece haber dudas de que Valencia habría decidido hacer el juego sucio a Morena en Morelia, jugando con su propio candidato para robarle votos a Alfonso Martínez, porque nadie en su sano juicio puede suponer que el tricolor puede ganar por su cuenta la Alcaldía.
De hecho, lo más probable es que se vaya al tercer lugar, pero los votos que logre agenciarse, supone, irían en detrimento de Martínez. No necesariamente es así, no por lo menos en automático, pero Valencia y Morena suponen que sí.
No sé si Alito se quedó con la versión “oficial” de que el PRI se zafó de la alianza en Morelia porque no le respetaron su peso electoral, pero la realidad es otra. Si indaga, se enterará quizá de otro tipo de acuerdos con el supuesto adversario.
Y a la pesadilla ya solo le quedan 221 días.
X@jaimelopezmtz