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lunes, noviembre 25, 2024

TRABALENGUAS

AYOTZINAPA, PIEDRA EN EL ZAPATO

Lo ocurrido hoy en Palacio Nacional, cuando un grupo de jóvenes con el rostro cubierto de Ayotzinapa irrumpieron y entraron a Palacio Nacional, evidencia la clara ingobernabilidad que se vive en México; los encapuchados, estuvieron a un paso de interceptar al presidente López Obrador, en su misma casa/oficina.

Lo anterior obligó a que Policías Militares, encargados de la seguridad de la sede del Poder Ejecutivo, usaran gas para dispersarlos. Los jóvenes, con gorras y el rostro cubierto con cubre bocas, usaron una camioneta de la CFE como ariete para derribar la puerta de madera de la calle de Moneda número 1.

Ante la protesta de normalistas de Ayotzinapa, cerraron el Salón Tesorería donde el presidente López Obrador ofrecía su mañanera.

Los normalistas exigían una reunión con el presidente López Obrador, por la falta de resultados para esclarecer el caso de la desaparición forzada de 43 de sus compañeros, hace ya casi diez años.

Al ser cuestionado si recibirá a los normalistas de Ayotzinapa ante la irrupción en Palacio Nacional, el presidente dijo que no y reiteró que está encabezando la investigación. “Los va a atender el subsecretario de Gobernación Arturo Medina”, dijo el Ejecutivo en su mañanera.

Tras el derribo de la puerta de madera de Palacio Nacional, el Mandatario agregó que “Se va a arreglar la puerta (…) lo que quieren es provocar”, dijo.  Lo que sí está claro es que la seguridad en Palacio, no funciona, como en ninguna parte del país.

Pero el Karma hizo de las suyas, el presidente Andrés Manuel López Obrador ha lucrado con la tragedia ocurrida en Iguala hace casi una década y ahora “se le está revirtiendo”.

Hay que recordar que con un amparo en la mano Xóchitl Gálvez tocó la puerta de Palacio Nacional y el presidente no se la abrió, “pero tampoco se le abrió a los papás de los niños con cáncer, tampoco se lo abrió a las madres buscadoras, no se la abrió a las mujeres y seguramente mañana va a poner las vallas para que las mujeres no se puedan acercar a Palacio Nacional, a los médicos que buscaban vacuna y a los alcaldes que pedían recursos justamente para seguridad en sus municipios.

En lo que es un inmueble histórico, patrimonio de todos los mexicanos y que debería permanecer con las puertas abiertas al público, ahora se encuentra amurallado, donde se encierra su inquilino, lejos de cualquier contacto con el pueblo al que dice servir.

Ayotzinapa se ha convertido ya en la piedra en el zapato para dos gobiernos, uno por la falta de pericia para resolverlo, y el otro por querer sacar raja política de tan penoso asunto.

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