Un reto más es superar estigmas, el enfermo mental fue estigmatizado y fue ocultado, pero es emocional que requiere trato humano y atención
Reorientar planes de estudio de Medicina ya que el 80 por ciento de los programas académicos de esta área de estudio van dirigidos a salud física, y no a salud mental, recomendó el doctor Gaudencio Anaya Sánchez, especialista en Salud Pública y profesor de la Facultad de Salud Pública y Enfermería de la Universidad Michoacana, durante su participación en el 2do Congreso Internacional Salud Mental “La Pandemia Invisible del Siglo XXI”, organizado por la institución.
Definió que la salud mental requiere de promoción, prevención, detección oportuna, tratamiento, rehabilitación y control de los trastornos mentales, y todo esto deberá tener carácter prioritario en las políticas de salud mental.
Quien también fue dirigente del SPUM del 2015 al 2018, autor de varias publicaciones internacionales, asesor de varios proyectos de tésis, presidente de la Fundación Mexicana de Escritores Nicolaitas, presidente de la Asociación Nacional de Profesionistas de Salud Pública, y actualmente director de Salud Publica de la Secretaria de Salud estatal, expuso que todo repercute y tiene efecto en la salud mental, por lo que la salud integral es necesaria y para ello se debe tener salud mental. Ésta, dijo, es la punta del iceberg “se ve la punta pero no estamos dimensionando su magnitud y es un enrome problema” ya que un 3 por ciento de la población o tres de cada 10 personas sufren uno o más trastornos mentales a lo largo de su vida, y más del 60 por ciento de éstos no recibe tratamiento. Y esto tiene costos altos en el estado de salud.
Repasó el doctor Anaya Sánchez que a lo largo de la historia algunos tratamientos aplicados a los enfermos mentales no fueron adecuados porque a la enfermedad mental la llegaron a tratar las autoridades con aislamiento a los pacientes, y trato duro como encadenamiento o exposición a manguerazos de agua helada. Un trato inhumano y fue en 1982 cuando las autoridades sanitarias comenzaron a tratar como ser humano al paciente, y se constituyó la comunidad terapéutica en Michoacán, que fue modelo de atención de la salud mental con esquema de humanización en el trato al enfermo mental, pero solo duró 5 años el proyecto y se cerró porque seguían las resistencias sociales a atender a estos enfermos.
Actualmente se hacen esfuerzos importantes para generar estrategias que definan tratamientos y abordajes para los enfremos mentales pero en base al humanismo, el enfermo mental requiere un trato digno y humano y hay ya hasta un marco internacional para promover y atender la salud mental. Y si bien se están retomando éstos en la atención de la salud mental, aún hay rezagos, sostuvo.
En Michoacán ha habido desatención y los retos son fortalecer la atención a la salud mental trasversalisando la atención y llevándola al interior del estado, en que no solo participe la Secretaría de Salud, sino las autoridades de Educación, las empresas, asociaciones civiles, pues mientras no se consolide la participación conjunta de la sociedad no habrá los resultados esperados en prevención de salud mental y atención de los problemas.
Ante alumnos, médicos y especialistas reunidos en el Centro Cultural Universitario este jueves en el primer día de este Congreso, alertó que en Michoacán solo hay un hospital psiquiátrico. Destinar recurso es otro reto pues solo el 2 por ciento del presupuesto a Salud se destina a la salud mental, dio a conocer Anaya Sánchez, y de ese porcentaje es solo el mínimo que se usa para la prevención y promoción del autocuidado, por lo cual es necesario socializar e informar a la sociedad.
La pandemia del COVID-19 “vino a evidenciar el enorme problema que no se había dimensionado en la población”, no solo de Michoacán, sino de México y del mundo, sustentó el reconicido médico especialista, pues la contingencia y el aislamiento detonaron muchos problemas en las personas, y hubo situaciones de enfermedad expresadas a través de depresión, de ansiedad, violencia, cansancio físico y cansancio mental. “La pandemia vino a decirnos al mundo que la salud mental estaba siendo desatendida”, y repuntó la psicosis, la ezquizofrenia, depresión, neurosis y demencia.
