Dictadura: sistema de gobierno en el que no está prohibido, es obligatorio
Enrique Jardiel Poncela (1901-1952) Escritor español
Un conflicto innecesario se ha abierto entre el gobierno del estado y los empresarios del sector hotelero. Se trata de un problema nimio si se le compara con otros muchos más graves que enfrenta la entidad, y por lo mismo sin sentido de permitir que crezca más.
Se trata de la adjudicación del hotel propiedad del gobierno, en el Centro de Convenciones. Por ahora sigue bajo la etiqueta de la cadena Best Western, pero dado el incumplimiento en el pago de la franquicia, la administración estatal ha decidido retirarlo y cederlo a nueva firma.
Los hoteleros morelianos tienen interés en manejarlo bajo un principio de responsabilidad compartida con el propio gobierno. Algo así como una franquicia bipartita, y para ello este lunes convocaron a conferencia de prensa en la que plantearon que el proceso en cuestión sea con base en una licitación abierta y transparente. Es lo deseable, claro.
Pero apenas terminaba su encuentro con medios de comunicación, cuando en su propia rueda de prensa de los lunes el gobernador Ramírez Bedolla tomaba nota y cuestionaba la capacidad “económica y moral” de los empresarios locales para manejar el hotel.
Que puedan o no tener capacidad económica, es válido dudar y en todo caso aquellos debieran acreditarla. Empero, cuestionar su “calidad moral” sí pareció un exabrupto del mandatario, algo así como rudeza innecesaria.
Los empresarios liderados por Agustín Arriaga Díez solo estaban planteando una licitación abierta. Descalificarlos en automático no pareció la decisión más elegante ni política, independientemente de que el gobierno tiene facultades para decidir el destino del hotel.
Es de esperarse que ello no abra un flanco del gobierno con los empresarios. Hasta ahora, Ramírez Bedolla ha tendido puentes de comunicación con ese sector, a pesar del nefasto ejemplo que tiene en Andrés Manuel López Obrador, peleado hasta con su sombra.
A nadie conviene una disputa, ni al gobierno ni a los empresarios, máxime que hablamos de un tema francamente menor. El desarrollo económico de Michoacán no puede entender sin el concurso empresarial. Es deseable que los tiempos electorales no pongan la piel más sensible; es momento de mantener la cabeza fría.
Y a la pesadilla ya solo le quedan 215 días.
X@jaimelopezmtz
