ASOMA MAXIMATO
Claudia Sheinbaum, candidata de Morena a la Primera Magistratura del país, está consciente de que la presidencia de la República se le podría ir de las manos, si su campaña no tiene mayor credibilidad y si el protagonismo presidencial y los problemas derivados de su desgobierno, plagado de corrupción, violencia e incompetencia, siguen restándole votos para el próximo proceso electoral.
Y es que el presidente, como buen autócrata, sigue abriendo frentes de confrontación en plena campaña presidencial contra quienes hacen señalamientos a su gobierno y persiste en violar las disposiciones legales vigentes, en abierto desafío a las autoridades electorales y al orden constitucional.
Tal vez por ello, la candidata se atrevió a declarar en una entrevista con el periódico El Universal, que: “cuando llegue al gobierno la que va a gobernar soy yo”, cita textual, en un intento por deslindarse de la figura presidencial.
Descartó que exista una línea directa para hablar con López Obrador una vez que haya terminado su mandato. Aunque electoralmente suena bien, su discurso, propuestas y proyectos dicen otra cosa, ya que son una copia de lo dicho por el presidente, están alineados hacia los proyectos y reformas que no se alcanzó a terminar.
De ganar la presidencia habrá un Maximato, sería absurdo pensar que no vaya a consulta y pedir consejo a su mentor, pero lo más indignante sería que encubriera la ineptitud y la red de corrupción existente en el gobierno de la 4T.
No solo López Obrador está preocupado por el desarrollo del proceso electoral que se presenta en un entorno francamente hostil contra nuestro país derivado de su incompetencia, ya la misma candidata presiente que de no cambiar su campaña y distanciarse del presidente, su victoria electoral está en veremos.
