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sábado, noviembre 23, 2024

ZITÁCUARO, OTRA VEZ EN EL OJO DEL HURACÁN

Las dictaduras no siempre mueren cuando el dictador deja el cargo.

Mohamed Nasheed (1967-?) Presidente de Las Maldivas

No es nada prudente el tono amenazador y de choque abierto que ha alcanzado la campaña electoral entre candidatos en Zitácuaro. De suyo, es zona de altísimo riesgo por la incontrolable injerencia del crimen organizado, como para que todavía los aspirantes a cargos de elección le aticen al fuego.

Silvano Aureoles, el exgobernador y candidato a diputado federal por ese distrito, formuló una serie de señalamientos en contra de Antonio Ixtláhuac Orihuela, alcalde con licencia de Zitácuaro y candidato a reelegirse: de “trepador, tramposo y gandalla” no lo baja, amén de traicionero, dado que hace tres años la coalición PRI, PAN, PRD lo respaldó para ganar la alcaldía y ahora ha dado la espalda al cambiar de acera y buscar la reelección por la alianza oficialista de la 4T.

En estricto sentido el señalamiento es cierto, aunque en todo caso Ixtláhuac está en su derecho de cambiar de caballo y hoy día ello no debe sorprender a nadie. Por ejemplo, su contrincante por la Presidencia es Rosy Salinas, cobijada por la alianza opositora que hace tres años jugaba por la cuatroteísta.

Pero el otro señalamiento de Aureoles es el delicado: acusa a Orihuela de emplear a “personeros y mensajeros” para amenazar “cobardemente” a las familias para que voten por él, y más aún, y ahí viene lo grave, le hace responsable de lo que le suceda a él o a su familia, o a algún miembro de su equipo de trabajo, o incluso a los otros candidatos opositores, como la misma Rosy Salinas o Gloria Tapia, aspirante a diputada local.

En respuesta, Ixtláhuac emite una carta abierta, en la que fustiga a Aureoles por no centrarse en “un diálogo constructivo y en la presentación de iniciativas que beneficien a la comunidad”, y a cambio de ello opte por una estrategia de confrontación. Asegura que su campaña se compromete a un “discurso elevado y enfocado en soluciones prácticas, sin sucumbir a provocaciones”. Incluso llama a los oponentes a un compromiso por el respeto y la presentación de propuestas genuinas que mejoren la vida de los ciudadanos.

Empero, el alcalde con licencia no niega el señalamiento de Aureoles, en el sentido de hacerlo responsable de algún atentado en su contra o de sus familiares. Lo delicado de la acusación ameritaba un deslinde de Ixtláhuac, y no lo hizo. Quedó en el limbo.

Desconozco si hay alguna amenaza específica contra Aureoles, pero no abona a la pacificación de la región el tono tan subido entre ambos políticos. Insisto, ya de por sí Zitácuaro es región sometida a la criminalidad, y las elecciones no son una excepción ni un oasis en ese peligroso escenario, como para que las aguas se encrespen aún más en el proceso electoral. Es de esperase que no escale más, pero cuidado, mucho cuidado con Zitácuaro.

Y a la pesadilla ya solo le quedan 166 días.

X@jaimelopezmtz

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