Se han mencionado las cifras, los datos que en los últimos cinco años han dado cuenta de la poca importancia que la administración de Obrador le ha manifestado el sector turístico, se han dejado de hacer muchas cosas y sobre todo se han desmantelado las instituciones turísticas de México.
Más allá de las cifras alegres de Torruco respecto a pasajeros internacionales, el gasto turístico y la ocupación hotelera, debemos observar los datos que arroja la segunda edición del Índice de Desarrollo de Viajes y Turismo (TTDI) 2024, que elabora el Foro Económico Mundial y la Universidad de Surrey.
Sin duda, es un instrumento emblemático que evolucionó a partir del Índice de Competitividad de Viajes y Turismo (TTCI). Este índice mide los factores y políticas públicas que permiten el desarrollo sostenible y resiliente del turismo. Revela tanto avances como retrocesos significativos en varias economías del mundo, y México lamentablemente continúa en picada en todas las mediciones, y ésta no es la excepción.
Recordemos que a la 4t no le gustan las mediciones, las comparaciones y menos cuando la realizan instituciones internacionales que no forman parte de la propaganda de gobierno de México.
Este índice es muy importante pues tiene por objetivo informar de forma seria a los responsables políticos y a la industria turística sobre las fortalezas y áreas de mejora, examinando la naturaleza interdependiente de los factores internos y externos que impulsan este complejo sector, para ser una guía en la formulación de políticas públicas, prácticas operativas y estrategias de inversión sobre todo en un contexto de globalización e interconectividad.
En esta última medición, Estados Unidos encabeza la lista, seguido por España y Japón, consolidándose como los líderes globales en el desarrollo de viajes y turismo. Sin embargo, el reporte también destaca que solo 19 de las 119 economías evaluadas mejoraron sus puntuaciones en un 3% o más desde 2019, reflejando una recuperación que, aunque está en marcha, enfrenta desafíos significativos.
En contraste con otras economías emergentes que han mostrado una notable mejora, México ha experimentado un retroceso en su posición dentro del índice. México ocupa ahora el puesto 38. Tuvo una caída de seis lugares desde la última edición que se hizo en el 2019. Su puntuación general de 4.26 está un 0.6% por debajo del nivel anterior a la pandemia y 7.4% por debajo del promedio del índice.
México ha bajado en el índice debido a varios factores críticos. A pesar de sus atractivos naturales y culturales, el país ha tenido problemas con la infraestructura turística y de transporte, la falta de seguridad, el escaso apoyo económico, la falta de mano de obra y la inflación. Estos problemas han afectado la competitividad de precios y la percepción del país como destino turístico.
Europa, Asia-Pacífico y las economías de altos ingresos ofrecen las mejores condiciones para el turismo. En América Latina, Brasil (26) y Chile (31) han mejorado, mostrando el potencial de las economías emergentes para competir con los países desarrollados en turismo.
Es claro que México debe invertir en infraestructura turística pero no con ocurrencias ni caprichos, debe hacerse con estudios serios, pero sobre todo con esquemas de financiamiento público privados que no generen un endeudamiento sustancial al presupuesto de gobierno. Esto incluye la adopción de nuevas tecnologías, la mejora de la infraestructura y la implementación de políticas integrales que promuevan la sostenibilidad y la resiliencia.
Es claro que los últimos cinco años ya se perdieron y lamentablemente no pinta un cambio relevante con la virtual presidente que se ha cansado de repetir que se dará continuidad al desastre de su predecesor, con cero propuestas turísticas durante su compaña y con los gobernadores de la 4t bajo la misma visión populista.