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martes, noviembre 26, 2024

AMLO Y SU SED DE VENGANZA CONTRA LA CORTE

Tenemos el potencial de levantarnos contra la dictadura, ser rebeldes con una causa y cambiar el curso de nuestra existencia.
Erik Pevernagie (1939-?) Pintor belga

La inminente reforma al Poder Judicial es innecesaria incluso en la lógica dictatorial de López Obrador, porque en octubre el gobierno de Claudia Sheimbaum tendrá cuanto ocupa para que ninguna iniciativa aprobada por la 4T, por inconstitucional que sea, pueda ser echada abajo por la Corte.

Veamos: en septiembre, aún con López Obrador como presidente, éste tendrá los votos suficientes en San Lázaro y le faltarán sólo dos en el Senado, pero que con la mano en la cintura conseguirá, para aprobar lo que le plazca, así se trate de una aberración jurídica o de una violación a la Constitución. Y en octubre, se desocupa un asiento en la Corte, que Sheimbaum, ya en funciones, podrá cubrir con el perfil que quiera, tan solo dejando pasar las dos ternas que debe enviar primero al Senado. Éste las desecha y luego ella está facultada para designar por dedazo discrecionalmente. Ya lo hizo el año pasado AMLO con Lenia Batres. Sheimbaun solo debe repetir la fórmula.

Con ese asiento, el número de ministros pro 4T se elevará a cuatro, contra siete independiente y resulta que para echar abajo una iniciativa aprobada por el Poder Legislativo, se requieren ocho de los once ministros. A partir de octubre sólo habrá siete autónomos, que no podrán anular nada que apruebe el Congreso.

Es decir, todo es cosa de paciencia, de esperar unos cuatro meses y la 4T tendrá la mesa servida para aprobar lo que le venga en gana, sin siquiera haber aniquilado en su formato actual al Poder Judicial.

Y entonces, ¿porqué con ese panorama alentador a sus intereses de dictador, AMLO no quita el dedo del renglón y ha ordenado a “sus” legisladores sacar en fast track sus veinte iniciativas, incluida la del Poder Judicial si, insisto, Sheimbaun podrá sacarlas en octubre y sin despeinarse?

La respuesta es fácil: porque el tabasqueño tiene una sed de venganza personal contra la Corte, y no quiere correr el riesgo de que si le encarga a Sheimbaum su fulminación, ella vaya a “tocarse el corazón” y reconsiderar la conveniencia de aprobar tan fascista medida. López Obrador ha decidido satisfacer su sed de venganza él mismo, no encargársela a nadie. Su inestabilidad emocional ha llegado a niveles de suma gravedad. Y lo de la Corte es apenas la punta del iceberg, porque como él mismo advirtió: lo mejor es lo peor que se va a poner.

Y a la pesadilla, a la actual, ya solo le quedan 106 días.

X @jaimelopezmtz

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