Tenemos que implementar democracias donde ahora hay dictaduras.
Tom Tancredo (1945-?) Político estadounidense
Si alguna ligera, ligerísima posibilidad había de un “renacer” priísta, este domingo quedó sepultada, me parece que de manera irreversible.
El peor dirigente que en su larga historia ha tenido el otrora “partidazo”, Alejandro Moreno, decidió darle la puntilla, sacando todo su talante anti democrático y caciquil para manipular una asamblea que aprobó modificar los estatutos para permitirle la reelección hasta 2030.
Al alicaído PRI habrá que irle entonando un réquiem, porque la figura impresentable de Alito era el camino más seguro hacia su pulverización definitiva. Cacique, corrupto y anti demócrata, es la combinación perfecta para garantizar el fin de un partido que pasó desde aglutinador de caudillos revolucionarios, hasta prototipo de la corrupción, pasando por constructor del sistema de equilibrios y división de poderes y por modelo de entreguismo a la 4T.
De hecho, no es descabellado suponer que Moreno maniobró todo para reelegirse, a fin de garantizarle a la mancuerna López Obrador-Sheimbaum el fin del partido, obsequioso como siempre fue con el tabasqueño.
Como sea, en lo que no hay duda es que Moreno es la antítesis del perfil necesario para pensar en un remoto renacer priísta. El ataúd ya estaba listo, faltaba que el moribundo terminara de sucumbir. La reelección de Alito garantiza tener listo el cadáver. Si no, al tiempo.
Y a la pesadilla, a la actual, ya solo le quedan 85 días.
X@jaimelopezmtz
