Avanzamos a una dictadura del relativismo que no reconoce nada como seguro y cuyo objetivo es el ego y los deseos propio.
Benedicto XVl (1927-2022) Papa católico de 2005 a 2013
Ignacio Mendoza Jiménez debe hilar extremadamente fino para tratar de contener la sublevación de su personal asignado a la seguridad de las cárceles michoacanas.
Este fin de semana fue caótico para el coordinador del Sistema Penitenciario estatal. En centros de reclusión importantes, como el de Lázaro Cárdenas y el de Morelia, los custodios decidieron hacer paros parciales, bloquear accesos para exhibir sus inconformidades por el magro salario que perciben, por la corrupción que impera en las cárceles y por la prepotencia con que suele reaccionar Mendoza ante esa clase de presiones.
Es evidente que algunas de esas demandas, como la de aumento salarial, no corresponde a Mendoza Jiménez resolverlas, pero los señalamientos de corrupción y de prepotencia claramente sí son de su responsabilidad.
Ignacio Mendoza es un tipo rudo, rudísimo, en su trato y en su manejo dentro y fuera del mundo penitenciario. Es evidente, habrá que decirlo, que en esa tarea no cabe un perfil timorato, indeciso, incluso sin arrojo. El submundo carcelario exige posturas innegociables, las manos blandas no caben. En esa lógica, claramente Mendoza Jiménez parece hecho para esa responsabilidad.
Empero, ello tampoco justifica corrupciones ni tratos despóticos hacia el eslabón oficial más débil del sistema penitenciario: los custodios de las cárceles.
Ignacio Mendoza debe hacer valer autoridad, sí, pero no autoritarismo. No debe ver a los custodios como enemigos, sino como parte de su propio equipo de trabajo. Los enemigos son los jefes criminales encarcelados que siempre ponen en riesgo la vida del personal administrativo y de seguridad de esos lugares. Trato respetuoso y cortés con su personal no riñe con la disciplina a que obliga la delicada tarea de tratar de salvaguardar la gobernabilidad en medio de los intereses, privaciones y corrupciones en que viven decenas de miles de personas privadas de su libertad.
Sí Mendoza Jiménez no enmienda el tipo de trato que da a su propio personal, y si no reduce drásticamente la corrupción que campea en los Ceresos, es probable que sus horas como coordinador de ellos estén contadas. Y sería lamentable, porque de que le sabe a esa tarea, le sabe. Veremos.
Y a la pesadilla, a la actual, ya solo le quedan 71 días.
X@jaimelopezmtz