Como cada 4 años, analizamos los diferentes impactos y expectativas que generan los juegos olímpicos en el sector turístico del país sede. Cada ciclo olímpico se generan emociones y expectativas positivas. Los Juegos Olímpicos de París que comienzan el próximo viernes deben dar un pequeño impulso a la economía francesa, insuficiente para sacarle de la atonía que vive, como los otros grandes países europeos, con un costo para las arcas públicas que se ha conseguido contener al evitarse obras faraónicas.
El Instituto Nacional de Estadística (INSEE) estimó que el producto interno bruto (PIB) de Francia crecerá este año un 1.1%, mientras que sin los Juegos Olímpicos (del 26 de julio al 11 de agosto) y sin los Paralímpicos (del 28 de agosto al 8 de septiembre) se quedaría en el 1%.
Los Olímpicos como tales supondrán un empuje de 0.25 puntos de PIB gracias esencialmente a los ingresos por los boletos de las competiciones y por los derechos de emisión. A eso se le debe añadir el impulso que aportarán para el turismo (alojamientos, restaurantes y transporte), así como las primas para agentes de las fuerzas del orden, funcionarios o empleados de servicios públicos que trabajarán en torno a los Juegos Olímpicos, lo que en conjunto representará 0.05 puntos adicionales de PIB.
Con la venta de entradas, el Comité Organizador de los Juegos Olímpicos de París (COJO) se embolsará unos 1,200 millones de euros y además obtendrá otros 750 millones por los derechos audiovisuales. El INSEE calculó que en el sector turístico los proyectos de contratación de trabajadores para alojamientos y restaurantes van a experimentar un repunte del 4% en la región de París este año (+8.7 % si se toma de forma aislada la capital).
En cuanto a las instalaciones puramente deportivas, el 94% de las que se van a utilizar para las competiciones ya existían o bien tendrán carácter temporal, como las que se han montado en lugares simbólicos de la ciudad como la plaza de la Concordia. Entre las nuevas, la más emblemática es el Centro Acuático Olímpico, situado junto al Estadio de Francia, en la ciudad de Saint Denis.
Sin embargo, los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 enfrentaron varios impactos negativos significativos. Los costos excesivos superaron el presupuesto inicial, generando una pesada carga económica para la ciudad.
Además, la preparación para los Juegos causó el desplazamiento de comunidades locales y alteraciones en barrios tradicionales, lo que generó conflictos sociales y descontento. A pesar de los esfuerzos por la sostenibilidad, la construcción de nuevas instalaciones y la reorganización urbana tuvieron un impacto ambiental considerable, destacando la necesidad de una planificación más equilibrada y sostenible para futuros eventos.
Ser sede de los Juegos Olímpicos puede traer beneficios significativos, como el impulso al desarrollo deportivo, la promoción de la paz y la solidaridad internacional, y mejoras en la infraestructura y economía local.
Sin embargo, estos beneficios vienen acompañados de costos y riesgos considerables, incluyendo altos gastos financieros que pueden generar deuda pública, desplazamientos de comunidades y efectos ambientales negativos. La decisión de ser sede debe evaluarse cuidadosamente, considerando tanto las posibles ventajas a largo plazo como los desafíos y compromisos económicos y sociales que implica.
En resumen, vale la pena solo si se planifica con una visión sostenible y equilibrada que minimice los impactos negativos y maximice los beneficios para la comunidad local y el país anfitrión.