Nada es tan peligroso como dejar permanecer en el poder a un mismo ciudadano.
Simón Bolívar (1783-1830) Político y militar venezolano
Muy en la lógica bedollista, los custodios de las cárceles michoacanas que exigen la salida del coordinador de ellas, Ignacio Mendoza, han sido ninguneados y ahora el problema alcanza niveles impredecibles. La movilización rebasó a la oficina de Mendoza y ahora alcanzó ya a la del secretario de Gobierno, Carlos Torres Piña.
Bedolla, siempre en modo 4T, insiste en hacer como que no pasa nada, como que el conflicto tiene intereses políticos y supone que solo, como por arte de magia, se va a solucionar.
El gobernador es, como su ídolo López Obrador, reacio a aceptar presiones de nadie, menos cuando de remover a un funcionario se trata. Supone que hacerlo es mostrar debilidad. Solo que ya tuvo un sonoro revés hace apenas unas pocas semanas, cuando con esa misma actitud dejó crecer el paro de policías de la Guardia Civil, y al final tuvo que ofrecer la cabeza del secretario para apaciguar los ánimos. Si el problema se hubiera atendido a tiempo, hoy el general Ortega seguiría despachando al frente de la Secretaría de Seguridad.
El caso se está repitiendo en el sistema carcelario. El sábado custodios del penal de Lázaro Cárdenas pararon labores, el domingo emularon los del Cereso Mil Cumbres, y este miércoles se sumaron elementos de seguridad de otras cárceles, para iniciar un plantón y bloqueo en la Secretaría de Gobierno. De la exigencia inicial de aumento salarial, se añadió luego la de un alto a la corrupción en los Ceresos y ahora ya la cereza del pastel es la exigencia de la renuncia de Ignacio Mendoza.
Es probable que aún esté en tiempo el Gobierno de contener la movilización de custodios, pero ya está en el límite. No parece haber espacio ya para suponer que el conflicto se solucionará de la noche a la mañana. Los manifestantes arrecian la presión y Bedolla, al menos hasta ahora, no da señales de vida. Es claro que el conflicto rebasó ya a Mendoza y aún a Torres Piña, pero el gobernador se niega a asumirlo.
Si de todos modos va a terminar perdiendo, como es fácilmente previsible, es innecesario alargar el paro. Pero para no variar, oficio y sensibilidad política es lo que se requiere en estos casos, y es justamente de lo que adolece el gobernador. Pero de que los custodios van a salir bien librados, no hay duda. Si no, al tiempo.
Y a la pesadilla, a la actual, ya solo le quedan 68 días.
X@jaimelopezmtz