Demasiados errores…
“Un hombre que comete un error y no lo corrige, está cometiendo otro error”… Confucio. (551 – 479 a.C.). Filósofo y teórico social chino.
El cúmulo de errores de las partes en conflicto, degeneraron en un bloqueo que secuestró la capital michoacana, donde los más afectados fueron los cientos de miles de morelianos que llegaron tarde al trabajo, que perdieron citas con el médico, que se les complicó llevar a sus hijos a la escuela o de plano dejarlos en casa, ya sea por las dificultades viales o la ausencia de profesores en las aulas.
En términos generales, seguramente una mayoría de ciudadanos podríamos coincidir con los manifestantes, en que están en todo su derecho de exigir lo que el patrón les adeuda, sin embargo, seguramente también una mayoría de ciudadanos no coincidimos en las formas.
En fin, repasemos algunos errores que cometen las partes en conflicto.
- Se equivocan los sindicalizados cuando exigen sus derechos, pasando por encima de los derechos de otros, al bloquear vialidades e impedir el libre tránsito de los demás.
- Bloquear es un error grave, porque provoca molestia de ciudadanos que corren el riesgo de desquiciarse y ocasionar una tragedia, como ya sucedió hace algunos años en la salida a Salamanca, justo en otro bloqueo.
- Resulta lamentable el error de la fuerza policial que se excede y hace evidente su falta de capacitación y la ausencia de protocolos efectivos para evitar los abusos, no sólo contra los manifestantes, sino con los compañeros periodistas.
- Se equivocan los manifestantes que agreden a quienes cumplen con su deber de informar a la población, si no quieren ser grabados en la vía pública, deberían de abstenerse de salir a manifestarse.
- Sensible error del Ejecutivo que desde la era Lázaro Cárdenas Batel, pasando por la de Leonel Godoy Rangel, Fausto Vallejo Figueroa, el interino Jesús Reyna García y el sustituto Salvador Jara Guerrero, no hayan podido contener la crisis y optaran por la opacidad, la corrupción y la impunidad. Y en tan lamentable escenario, se suman las legislaturas que pasaron por todas estas etapas.
- Lamentable error que el gobierno que encabeza Silvano Aureoles Conejo, pese a presentar algunas denuncias por los pagos que dejaron de hacerse a Pensiones Civiles en otras administraciones, no haya logrado todavía una ejemplar rendición de cuentas, especialmente cuando hablamos de casi 500 millones de pesos, sólo del desfalco en Pensiones.
- Error que ante semejante problemática, Ejecutivo y sindicatos opten por la opacidad en las negociaciones. Desde ayer el Gobierno debió dejar en claro cuál era la propuesta a los sindicalizados y los sindicalizados responder y argumentar; pero en lugar de ello, ambas partes guardaron silencio con las consecuencias que ya conocemos. Es mejor la transparencia a dejar vacíos de información.
- Se han equivocado los sindicalizados, que como integrantes de la Junta de Gobierno de Pensiones Civiles del Estado, conocen perfectamente cuando el Ejecutivo no les paga lo que corresponde; así que desde la primera vez que sucedió, debieron presentar las denuncias correspondientes y evitar especulaciones y abstenerse de usar el conflicto para obtener otros privilegios.
Pero sobre todo, es un error prevalecer en el círculo vicioso de la opacidad, la corrupción, la impunidad y el violentar el derecho de los demás. Urge retomar el deber ser, hacer lo correcto y evitar radicalismos; la ley de la selva no le beneficia absolutamente a nadie.
El reto para el Ejecutivo es enorme, debe continuar con la búsqueda de recursos para finiquitar tan grave problema financiero, presentar un programa concreto de pagos a quienes integran la deuda de corto plazo, la que no está en la banca comercial. Debe ser congruente y comprometer únicamente lo que pueda cumplir y claro, no volver a firmar minuta alguna con nadie, a puerta cerrada.
Insisto, las circunstancias en las que se encuentra Michoacán deberían obligar a los poderes en turno a gobernar desde una caja de cristal, para que alguna vez pueda aplicar la ley sin distingos y acabar con la corrupción y la impunidad.
Con la esperanza de que haya una próxima vez… me despido, gracias.