El mejor gobierno es el que deja más tiempo a la gente en paz.
Walt Whitman (1819-1892) Poeta estadounidense
Alfredo Ramírez Bedolla anunció una batería de iniciativas de reformas legales, algunas constitucionales, que presentará en breve al Congreso del Estado; se infiere que lo hará una vez que inicie funciones la nueva Legislatura.
Incluye iniciativas que pueden ser válidas, como la que abriría la designación del rector o rectora nicolaita a toda la comunidad universitaria; otras claramente populistas como el impulso a la formación de autogobiernos indígenas, y otras retrógradas de plano, como la cancelación de la reelección de alcaldes y diputados locales. Otras relacionadas con preservación ecológica e impulso a la digitalización de procesos del gobierno, parecen necesarias, aunque habrá que esperar a conocer el detalle.
Variada, pues, la temática de las reformas que se propone impulsar Bedolla, en la segunda parte de su sexenio, condicionado claro a que no se materialice el rumor de su salida forzada antes de diciembre, para dar paso a un interinato de Raúl Morón. Pero más allá de esa expectativa, que sigue en el aire, me parece que el gobernador pasó por alto un tema delicado, sobre todo a la luz del comportamiento de su vocería: sería deseable que hubiera añadido una iniciativa para prohibir que los altos mandos comunicacionales se vuelvan millonarios de la noche a la mañana vía un no tan novedoso pero siempre efectivo método: crear, a través de prestanombres, medios propios, que cumplen dos funciones básicamente, ser arietes de golpeteo contra adversarios políticos, y de ello Alfonso Martínez puede dar fe, y asegurarse varios cientos de miles de pesos cada mes a través de convenios publicitarios a discreción. Es decir, la jerarquía de Janitzio se autoriza a sí misma millonadas, con la mascarada de que son “diversos medios”.
Un encumbrado personaje de la mismísima 4T michoacana, que formará parte de la inminente Legislatura local, confirmó a este reportero que una de sus prioridades es desnudar esa burda corrupción en gobierno del estado, además, claro, de derivarla en las sanciones a que den lugar.
La borrachera del poder nubla la razón y la vista a los noveles en el ejercicio gubernamental, les hace perder piso y a ser hasta descuidados en sus actos de corrupción. Con lo que no cuentan es que nada es infinito, menos la política y todavía menos un mal gobierno. Tan esa así, que hasta los “de casa” ya han comenzado a levantar la ceja por el escándalo que se registra en las calles de Janitzio. Si no, al tiempo.
Y a la pesadilla, a la actual, ya solo le quedan 27 días.
X@jaimelopezmtz