Promesas
Siguiendo la lección de su antecesor, la presidenta Claudia Sheinbaum dio a conocer sus 100 acciones de gobierno, tres horas después de su toma de posesión, ante miles de simpatizantes reunidos en el Zócalo capitalino de la Ciudad de México quienes fueron testigos del centenar de promesas de la nueva mandataria, tal y como lo hiciera López Obrador el primero de diciembre de 2018, también el día de su asunción a la Primera Magistratura.
Muchos de esos compromisos con México se ven difíciles de cumplir, como el que se refiere a la orientación económica que apostará, según dijo, por una política fiscal responsable, con una proporción razonable entre deuda y Producto Interno Bruto.
Sin embargo, en las oficinas de la Secretaría de Hacienda se siguen preguntando de dónde sacarán los 9 billones de pesos que se van a proponer para el primer año del sexenio.
Y es que la presidenta iniciará su gobierno con una inercia de un enorme gasto público, el Tren Maya y la Refinería Dos Bocas, absorbieron los recursos que tendría la primera presidenta para iniciar su gestión.
Se comprometió, por ejemplo, a que las mujeres de 60 a 64 años recibirán un apoyo bimestral, como reconocimiento a su trabajo; todos los niños que asistan a una escuela pública desde nivel preescolar hasta la secundaria, recibirán una beca.
Prometió la contratación de 20 mil médicos y enfermeros para la prevención y atención de la salud de las personas de la Tercera Edad, lo que no dijo es si contratará personal cubano o nacional, así como ofrecer servicios de calidad en los hospitales del IMSS-Bienestar.
Buscará aumentar el número de preparatorias y universidades públicas para que la educación superior alcance 300 mil espacios más. Dice que construirá al menos un millón de viviendas en todo el país, especialmente para los jóvenes.
También prometió quitar los baches en 4 mil kilómetros de carreteras federal y el servicio de internet para todos; habrá que ver.
Y así hubo un sin número de proyectos y buenos deseos que enumeró y que seguramente quedarán en promesas sin cumplir, tal y como lo hizo su antecesor.
Sin embargo, prometer no empobrece, por el contrario, crea expectativas que pueden o no cumplirse, pero se deja la inquietud, la ilusión, aunque después venga la decepción.
