El ufano Salvador Jara…
“Un cínico es un hombre que conoce el precio de todo y no da valor a nada”… Oscar Wilde. (1854 – 1900). Novelista, poeta y autor teatral irlandés.
Las crisis de cuando menos cinco universidades en el país, entre ellas la Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, que no ha podido pagar en tiempo y forma las quincenas y prestaciones de sus trabajadores, provocó declaraciones simplemente increíbles del actual subsecretario de Educación Superior, Salvador Jara Guerrero.
Desde la comodidad de su salario y su pensión, posando para la foto y bajo la protección inexplicable del gobierno federal en turno, el ex gobernador sustituto de Michoacán y ex rector de la Casa de Hidalgo, Jara Guerrero, hizo declaraciones como si acabara de llegar de otro planeta.
En entrevista para el periódico de circulación nacional, El Universal, el ahora funcionario federal declaró ufano que “no tenemos posibilidades de ofrecer ningún apoyo extraordinario. Quienes tienen que plantear un esquema son ellas (las universidades). Hay que recordar que son instituciones autónomas”.
Pero no fue todo, ante la solicitud de recursos extraordinarios por más de 4 mil millones de pesos que hicieron las universidades de Michoacán, Morelos, Oaxaca, Nayarit y Zacateas, Salvador Jara argumentó que “lo que ha pasado cuando se da dinero, es que las mayoría de las universidades no han hecho nada. Ahora vamos a ver cuáles son las reglas de operación de los nuevos apoyos; sin embargo, seguramente será más que recibir proyectos o promesas” y remató que realmente tendrán que hacer algo como avanzar en el saneamiento de sus finanzas.
Olvidado de su paso como rector de la Universidad Michoacana, dejándola ya con un déficit superior a los mil millones de pesos y acusaciones de presuntos malos manejos administrativos, que lamentablemente no han concluido en nada, Jara Guerrero habla de sanear finanzas y exigir nuevos esquemas, evidentemente de pensiones y jubilaciones, como si él fuera un experto que dejó a la nicolaita en bonanza.
Conste que hablamos del mismo sujeto que llegó al Solio de Ocampo prácticamente por una casualidad o la intención premeditada de un Alfredo Castillo Cervantes que necesitaba de una persona que le permitiera gobernar tras bambalinas. Un académico que tampoco quiso hacer la diferencia a su paso por la gubernatura y optó por imitar los años de hidalgo de sus antecesores, como sucedió con las notarias que entregó a diestra y siniestra a sus colaboradores, por citar solo un ejemplo.
Con semejante paso por las instituciones estatales, el gobierno federal lo premió con la subsecretaría donde evidentemente, no podía aportar prácticamente nada. Baste recordar que el flamante funcionario federal, dejó a la Nicolaita con un déficit superior a los mil millones de pesos. ¿Usted lo entiende, estimado lector?
Mientras tanto, lo cierto es que se requieren más de 850 millones de pesos para salvar el año en la Casa de Hidalgo y pese al apretón de las diversas autoridades para sensibilizar a los sindicalizados en la urgencia de crear un nuevo esquema de jubilaciones y pensiones, mayor transparencia en la administración de los recursos y un largo etcétera, es momento que no se aprecia la mínima flexibilidad de los sindicatos o sus líderes.
Ante semejante negativa, por más doloroso que resulte el remedio, podrían generarse las condiciones para que las universidades en conflicto y sus sindicatos, entre ellas la Michoacana, se sienten a negociar o sufran el doloroso proceso de una quiebra para dar paso a la creación de nuevos sindicatos, con contratos colectivos más acordes a la realidad nacional y sobre todo, donde los estudiantes sean la parte más importante.
Ambos caminos son complejos, pero uno se debe tomar; lo que ya no puede pasar, es que se solucioné el conflicto momentáneamente, de ser así, el conflicto retornará más pronto el próximo año.
Con la esperanza de que haya una próxima vez… me despido, gracias.
