GOBIERNO DE PÉSIMAS ACCIONES
La Ilíada (épico canto heroico del siglo XII antes de nuestra Era) nos asegura que la parte débil del pelida Aquiles era su talón. Este gran héroe de la guerra de Troya, hijo de Peleo y de la diosa Tetis, muere flechado por Paris en ese frágil trozo de su pie.
¿Cuál es la parte débil del actual gobierno mexicano?
La respuesta es sencilla.
En la agonía del año 2024 el gobierno de México está constituido de puros talones de Aquiles. Sus pésimas acciones lo han disminuido, ¡a ese grado!
Y entre más degradado, el gobierno de Sheinbaum regala más dinero del erario con el ánimo de comprar conciencias y votos, sin entender que las dádivas, que sólo son para el consumo, tienen un peligroso límite: secan las fuentes presupuestales hasta llevarlas a la quiebra, y generan una actitud de pordioserismo que, a la larga, provoca multitudes empobrecidas.
¡Vamos!, su propósito gubernamental es fortalecer a los niños, a los ancianos, a los jóvenes, a las mujeres, pero sus resultados, más a la corta que a la larga, es que los desmejoran, ética y económicamente.
¿Cuál es la parte débil del gobierno mexicano?
No querer contrapesos, concentrar el poder a extremos ásperos, tragarse todos los recursos económicos, a riesgo de que le estallen las vísceras, en un empacho de pronóstico reservado que lo conduce a la implosión despedazadora.
Así que la tripa encargada del presupuesto de egresos (Ricardo Monreal) no deja satisfecha a la tripa que recibe para sus gastos una cantidad reducida respecto a sus solicitudes (Adán Augusto López), y de inmediato, éste, amenaza al distribuidor de denunciar sus fechorías anteriores.
Y la presidente los deja que se despedacen, pues en el fondo de sus valoraciones los califica de encubiertos contrincantes malosos que le fueron impuestos.
Al final, todos ceden algo, hasta la nefanda presidente; pero para entonces, todos se han herido.
La lucha por el dinero multimillonario y fácil, de la presupuestación pública, es más cabrónica que honesta.
¿Cuál es la parte débil del gobierno mexicano?
El tratar de engañar al trapacero mayor. La presidente Sheinbaum quiere hacerle trampas al tramposo Trump. Primero el gobierno negó que se produjese fentanilo en nuestro país, después se incautó más de una tonelada de pastillas de fentanilo fabricado en México, con un valor de más de 8 mil millones de pesos.
A este hecho se le dio una gran publicidad, pero sin que nadie diera fe de si era o no fentanilo, o de qué cantidad se trataba, y si en efecto se destruía, o se guardaba para otros fines ilícitos.
El viejo chanchullero y fanfarrón de Donald Trump sólo se sacudió su güero copete, y abusando de la anemia de sus colegas vecinos: del primer ministro de Canadá Justin Trudeau, y de la presidente mexicana Claudia Sheinbaum, dejó por cierto que el gobierno de Sheinbaum heredó un narcoestado de beneficio electoral y económico.
¡Y Trump se fue a lo grande! En entrevista con la NBC, invitó o propuso: “Si vamos a auxiliar a Canadá y a México, les propongo, les invito, a que se conviertan en el estado 51 y el 52 de los EU, ya que estamos subsidiando con más de 100 mil millones de dólares al año a Canadá, y a México con más de 300 mil millones de dólares anualmente.
Claro que también Trump tiene sus talones de Aquiles, sus partes débiles.
Cierto, Justin Trudeau porta más talones de Aquiles que Donald Trump; es decir, tiene más partes débiles Trudeau.
Empero, el gobierno mexicano con su presidente Claudia Sheinbaum está moldeado, por sus propias pésimas acciones, de puros talones de Aquiles; ¡vamos!, todas sus partes son debilidades.
Ni nuestro himno nacional ni nuestra bandera ni nuestro escudo nos van a salvar. No nos va a salvar un pueblo ficticio ni menos un gobierno falso.
Sólo un pueblo fuerte, valiente, unido, inteligente, puede ganar la partida, allende de nuestras fronteras, y aquende de nuestras entrañas.
¡Creo en el pueblo de México!
Como nos lo enseñó el poeta yucateco Ricardo López Méndez (1903-1989): “México, creo en ti, porque si no creyera, el mismo corazón me lo gritara…”