Las ciencias aplicadas no existen; lo que existen son aplicaciones de las ciencias:
Louis Pasteur (1822-1895) Científico francés
Inesperadamente, una jueza federal con sede en Morelia ordenó la noche de este martes a los tres Poderes suspender el proceso de selección de aspirantes a jueces, magistrados y ministros de la Corte.
Es una auténtica prueba de fuego para Claudia Sheinbaum: acatar o no acatar dicha orden. Y lo mismo para los senadores y diputados de la 4T, que más bien atienden las órdenes de Andrés Manuel López Obrador. El único poder que de inmediato suspendió el proceso fue precisamente el Judicial.
Hay quienes advierten que, en el fondo, Sheinbaum nunca estuvo de acuerdo con la desaparición de la autonomía e independencia del Poder Judicial, y por ende de las elecciones para elegir a sus nuevos integrantes por voto popular. De ser así, es la justificación perfecta: simplemente acatar la orden judicial y punto.
No hacerlo, la marcaría apenas en los albores de su gobierno, por lo mismo que quedó marcado su antecesor y maestro: por mandar al diablo a las instituciones y al bote de la basura sus resoluciones.
Si adopta Sheinbaum una postura de desacato, tendrá que colgarse la etiqueta de dictadora, que la marcará por siempre. Si realmente mantiene un mínimo de decoro y de respeto por el sistema institucional de México, y si realmente, como dicen algunos, nunca ha sido partidaria de la reforma judicial, la presidenta tiene la justificación perfecta para parar en seco la demolición de la división de poderes. Ni mandado hacer el escenario. Veremos. X@jaimelopezmtz