La ciencia se corrompe con facilidad si dejamos que se estanque:
Edmund Burke (1729-1797) Científico británico
Claudia Sheinbaum presentó este lunes su política pública en materia de inversiones, empleo, productividad y desarrollo económico. Conceptualmente, es un modelo de crecimiento económico digno de enmarcarse.
Establece tiempos, retos, desafíos, compromisos y métodos de evaluación y seguimiento, tendientes a impulsar la reactivación de la alicaída economía mexicana. Lo mismo contempla acciones crediticias, que canonjías fiscales para estimular la inversión privada. Lo mismo impulso a la generación de fuentes de empleo, que innovación tecnológica. Lo mismo capacitación laboral que reducción de burocratismo para abrir un negocio.
Sheinbaum le llama Plan México, y fue elaborado en conjunto con algunos de los líderes empresariales más prestigiados y fuertes del país. Si hubiera que calificarlo en el papel, habría que ponerle un diez.
Pero hay un pero; o muchos: cómo aterrizarlo en la realidad. ¿Quién invierte en un país donde es casi seguro que esa inversión sea fuente de extorsión criminal?, ¿quién invierte en un país sin jueces independientes que puedan dirimir objetivamente querellas laborales o con el mismo gobierno?, ¿quién invierte en un país cuyo gobierno es capaz de robarse el dinero ahorrado por los trabajadores en el Infonavit, para arriesgarlo poniéndose a construir vivienda, en lugar de alentar a la iniciativa privada a que lo haga?
¿Quién invierte en un país donde no hay democracia y está en ciernes una dictadura? Cualquier política pública tendiente a impulsar la economía, palidece frente a la realidad.
Ese es el problema práctico del Plan México, que se convierte, de facto, en un catálogo de buenas intenciones, pero no más. Y no se trata de optimismo o pesimismo, sino de ubicarnos en la realidad. Y ésta nos advierte que en las condiciones actuales es imposible materializar el Plan México, por más bien diseñado que esté. La realidad se come hoy a cualquier política pública en ese sentido. Todo es cosa de esperar un tiempo razonable, para medir dicho programa. Si no, al tiempo. X@jaimelopezmtz
