La política es la conducción de los asuntos públicos, para el provecho de los particulares:
Ambrose Bierce (1842-1914) Escritor estadounidense
Pues hasta ahora no ha habido un desmentido a la especie difundida por el columnista de El Universal, Salvador García Soto, respecto de un expediente que estaría armando Estados Unidos en contra de Andrés Manuel López Obrador, por su presunta vinculación con el crimen organizado, particularmente con el cártel sinaloense.
Y si el aludido, ni la presidenta Sheinbaum han negado la versión, es de inferirse que ésta tiene algo o mucho de veracidad, la suficiente para suponer que un escándalo de la magnitud de la detención de un expresidente mexicano, está a la vuelta de la esquina.
¿Pero realmente a alguien sorprendería que ello fuese cierto? A nadie, ni de dentro ni de fuera de la 4T. López Obrador se encargó durante seis años de alimentar las sospechas de su posible relación con la criminalidad sinaloense. Ahora podría estar a punto de recoger lo cosechado.
¿Y cuál sería la reacción de Claudia Sheinbaum? De indignación en lo público y, me parece, de respiro en lo personal. Al margen del acto de justicia que ese eventual proceso significaría, en el fondo creo que la presidenta sería la más beneficiada: por fin se quitaría la pesada loza que le significa el “cacique que opera en la oficina de al lado de la Presidencia”, como dijo Ernesto Zedillo. Sheinbaum tomaría ahora sí el poder y el control absoluto de su gobierno y de Morena, incluyendo el beneficio de desprenderse de Andrés junior, de cara al 2030.
Paradójicamente, un revés tan sonoro para la 4T, le representaría a la presidenta el mayor golpe a favor de su destino. Cuando unos pierden, otros ganan. Es así en la política como en la vida. X@jaimelopezmtz