El éxito no es definitivo, el fracaso no es fatal; lo que importa es tener valor para continuar:
Winston Churchill (1874-1965) Primer Ministro británico
Supongo que solo Claudia Sheinbaum y Donald Trump, o acaso sus respectivos círculos más cerrados, lo saben. ¿Qué pasó entre la mañanera del martes y la del miércoles?, ¿qué propició un viraje de ciento ochenta grados en la presidenta, en lo relativo a la “coordinación” contra los cárteles entre México y Estados Unidos?
A ver: todavía el martes, Sheinbaum se burlaba de la información que un día antes habían difundido CNN y New York Times, en el sentido de que drones norteamericanos volaban sistemáticamente sobre territorio mexicano, recopilando información detallada sobre los cárteles de nuestro país. “Es parte del chismecito”, contestaba con sorna e ironía la presidenta a pregunta de un reportero, a manera obviamente de negar dicha información. Era el corolario de una seguidilla de declaraciones patrioteras que fueron desde “a México se le respeta”, hasta “coordinación sí, sometimiento no”, pasando por recordar que ante cualquier amago extranjero, nos sale lo “masiosare”, porque el cielo en cada hijo un soldado le dio a la Patria.
Pero veinticuatro horas después, y parecía otra Sheinbaum: ahora reconocía la veracidad de esos “chismecitos”, y que sí, en efecto, Estados Unidos patrulla con drones, además de aviones y barcos, el territorio mexicano. Adiós al masiosare y a lanzarnos del Castillo de Chapultepec envueltos en la Bandera si algún extranjero quisiera mancillar nuestra soberanía. ¿Qué diablos pasó en el transcurso de ese martes?, ¿qué o quién dobló a la mandataria?, ¿a cambio de qué aceptó reconocer esa presencia militar yanqui, lo que implícitamente significaba asumir que todo este tiempo estuvo mintiendo groseramente?
Son preguntas por ahora sin respuesta, pero solo por ahora, porque no habrá forma de no clarificarlas con el correr del tiempo. Por lo pronto, hay tres realidades irrebatibles: una, tenemos una presidenta que sin rubor miente; dos, es claro que Trump encontró la kriptonita para sofocar cualquier acto de rebeldía, disfrazado de nacionalismo y patriotismo, de la presidenta, y tres, que Trump va en serio y que Sheinbaum le ha entregado las llaves del país. Si no, al tiempo.
X@jaimelopezmtz