El evento del domingo de ayer recordó los momentos del siglo XX, en que los presidentes de México convocaban a la sociedad en el centro político del país, la plaza del Zócalo de la Ciudad de México, con la finalidad, de que, frente a momentos históricos complejos, llamar a la unidad de los mexicanos.
Lo hizo en su momento Lázaro Cárdenas, ante un hecho icónico de nuestro santoral patrio, como lo habría llamado el historiador Luis González y González, como lo fue la expropiación petrolera y en diferentes momentos lo han hecho otros presidentes, bajo diferentes contextos, pero siempre invocando la unidad de los mexicanos ante una amenaza externa o bien, un acontecimiento de trascendencia extrema.
La cantante y constante amenaza que Donald Trump, el presidente de los Estados Unidos, sobre imponer sanciones económicas al país, principalmente en lo que tiene que ver con los aranceles, dio los elementos suficientes para que se convocara a un acto de unidad que inicialmente era contra los aranceles, pero al ser estos pospuestos por un mes para su eventual aplicación, hizo que este terminará siendo un acto político de otro tipo, más para dar algunas luces de las acciones que sus primeros meses de gobierno ha venido realizando la presidenta.
Pero decía una de las mentes más brillantes de la política mexicana del siglo XX en México, Don Jesús Reyes Heroles, “en política, la forma es fondo”, y cuando este tipo de eventos se deben de cuidar los detalles, principalmente para que las notas periodísticas del día siguiente giren en torno a las palabras que pueda dar la mandataria federal, sus aliados del partido no ayudaron y lo que debió haber sido un día de la presidenta, ha sido opacado por el descuido en cuanto al saludo, por parte de los barones (así con b, para referirnos en términos de nobleza y no de masculinidad), Adán Augusto López, Ricardo Monreal, Manuel Velasco del Partido Verde, así como los dirigentes nacionales de Morena, Luisa María Alcalde y Andrés Manuel López Beltrán no tuvieron la atención protocolaria de saludar a la presidenta al pasar junto a ellos, por estar tomándose una selfi.
El hecho pudiera ser menor, pero en un entorno donde se dice que los líderes del partido dominante en el Congreso desacatan las indicaciones de la titular del ejecutivo, su descuido en el saludo ha dado pie para lo que será la nota principal, opacando en al discurso presidencial, que era que debería ser el punto a resaltar en el evento.
Para nadie cabe la menor duda del gran respaldo que tiene la Presidenta y eso se refleja en encuestas serias que marcan una aceptación a su desempeño que ronda alrededor del 80%, pero sí su aprobación es tan grande, que muestra una gran unidad hacia ella, su cercanos deben mostrar que la unidad también está entre las elites de su partido.
Bien pudo haber sido una distracción del grupo de políticos que se han mencionado, pero volvemos nuevamente a la lapidaria frase de Jesús Reyes Heroles, que en política, la forma es fondo.