spot_img
29.4 C
Morelia
lunes, marzo 17, 2025

ADQUIRIENDO LO AJENO

SE PUEDE PERDER LO PROPIO

 

El hombre nace, se desarrolla, pasando por la niñez, la adolescencia, juventud, madurez y, luego, como la cohetería de las luces de artificio en las fiestas mexicanas, llega a su máximo de luz en lo más alto de su cielo, para descender y apagarse.

Así, la muerte a todos nos espera.

Para morir, sólo se necesita algo, estar vivo.

Este fin de semana murió un gran arquitecto, un mexicano de excelencia: Joaquín Álvarez Ordóñez.

En su paso por la vida pensó, expresó y actuó, siempre sirviendo a los demás, con la capacidad de su esquema de valores.

Ese humanismo a nivel de talento ha desaparecido en los tiempos presentes.

La decadencia es el símbolo de esta época. La axiología la hemos desquebrajado. En el mundo de la política se agudiza la decrepitud valorativa.

El crepúsculo de los valores se percibe tanto en la comedia como en la tragedia de nuestra existencia.

Donald Trump, presidente estadunidense, desde su escenario mundial se presenta junto con su socio y colaborador multimillonario Elon Musk, quien sufre al ver que por doquier hay gente que quema los automóviles tesla que él fabrica en sus industrias.

De una decena de esos autos, de diversos colores, que lleva Musk a la entrada de la Casa Blanca, Trump escoge el de color rojo, y con tosca decisión dispone, entre bromas y veras: “Hoy firmaré un decreto, quien vuelva a quemar un auto tesla será declarado terrorista, y será tratado como tal”.

Supongo que ese es su mundo valorativo cómico.

Porque en su universo valorativo trágico, empuñando su pluma y poniendo su enorme firma al tamaño de su soberbia ególatra, clama con brutalidad: “Ya tenemos militares en Groenlandia, territorio que pronto será nuestro, porque así lo exige nuestra seguridad nacional.”

Esos actos de autoridad crueles, bestiales, carentes de valores, están forjados en cosmos decadentes, y por personajes poderosos con esos mismos signos degenerados.

No entiende Donald Trump que adquiriendo lo ajeno se puede perder lo propio.

Lo mismo está pasando en muchos países, los que a través de sus lerdos jefes de estado y en el sensible ámbito de la política, dejan ver claramente su decadentismo, en el tablado de las risas o en el foro de las lágrimas.

México no es la excepción. Nuestra presidente Sheinbaum muestra con su fingida cabeza gélida y su falsa serenidad y paciencia, la risible, y a la vez, peligrosa distorsión de sus valores, provocando bufonadas, en ocasiones, o a veces, aciagas desdichas.

Jocosa resulta la postura de nuestra presidente durante sus mañaneras. El mismo teatro de su amo, las mismas sillas, el mismo atril, el mismo sonido, la misma pantalla, la misma actitud de estar de pie, el mismo movimiento de las manos, las mismas mentiras.

Claudia, la presidente, es más López que Sheinbaum. No comprende que imitando tan mecánicamente lo ajeno, se le ha perdido lo propio.

Y el carcajeo adviene cuando el imán potente del hijo del amo López atrae con mayor fuerza a los políticos poderosos del momento, dejando a Claudia Sheinbaum en evidente opacidad.

Lo trágico de su enredo valorativo se observa cuando ante la certidumbre de un campo de exterminio, ella reacciona, defendiendo a su amo López, en lugar de proteger a las víctimas de esa dolorosa desgracia nacional.

Total, al final de este invierno menoscabado, mi amigo Joaquín Álvarez Ordóñez ha muerto. Vivirá, sí, de una nueva manera, en el recuerdo de las conciencias receptoras de sus buenos actos.

Lo que no puede extinguirse, tampoco, es el rico y amplio mundo de los valores que ennoblecen al Humanismo, sin adjetivos tramposos.

Mientras Trump y Sheinbaum tomando lo ajeno, destruyen lo propio, y se diluyen; él en su grosera riqueza mal habida, ella, se disuelve, en ese rancho del tabasqueño, de cuyo nombre no quiero acordarme.

 

- Advertisement -spot_imgspot_img
Noticias Recientes
- Advertisement -spot_img
- Advertisement -spot_img
- Advertisement -spot_img
Noticias Relacionadas

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí