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miércoles, octubre 23, 2024

EL PAPA FRANCISCO Y EL PADRE NUESTRO

DR JAIME LPEZ RDe todos los temas que se pueden tocar en un artículo destinado a su difusión, el de la religión es, sin duda, el más difícil. Nada qué ver con disertar sobre el deporte, la política o los problemas sociales. No, hablar de religión es otro mundo. Será ésta, pues, la primera ocasión (y espero sea la última) en que atrevo a tocar el delicado tema.

El actual Papa, electo en la quinta votación y en el segundo día de cónclave aquel 13 de marzo de 2013, ha manifestado su interés en que se haga algún cambio en la oración más conocida para el mundo cristiano: el Padre Nuestro.

No soy un exégeta; ni siquiera un estudioso de las cuestiones religiosas, pero la idea me parece sensata, y hasta necesaria. Y es que el jefe de la iglesia católica no pretende hacer cambios sustanciales a la citada oración; él trata, solamente, de modificar en ella, una de las frases, porque en algunos idiomas su traducción no es la más apropiada.

A mediados de la semana anterior, el miércoles, para ser exactos, en el programa católico Padre Nostro, que se difunde a través de TV 2000, el Papa aludió al cambio que se venía fraguando desde hacía semanas, hasta que el 3 de diciembre entró en vigor, para empezar, en Francia, la nueva traducción de la sexta línea de la citada oración. Se anunció en la Conferencia Episcopal Francesa que a partir del domingo anterior en Francia ya no se repetirá la oración como se venía haciendo desde 1966, sino con el cambio que ha propuesto el Papa Francisco.     

En la lengua francesa se leía, o se repetía el Padre Nuestro, diciendo en la parte correspondiente: Et ne Nous soumets pas a la tentation, lo que se traduciría en algo como esto: “No nos sometas a la tentación”. En el idioma italiano, se dice: “Non induci in tentazionne”, lo que traducido sería algo así como: “No nos induzcas a la tentación”. En el inglés, por su parte, se lee: Lead us not into temptation, que, a su vez, se traduciría como: “No nos conduzcas, o no nos guíes a la tentación. Es decir que en otras lenguas, excepto en el español, tácitamente se está aceptando que el Ser Superior es quien induce al humano a la tentación. En cambio, en la biblia traducida al español, leemos: “No nos dejes caer en tentación”; expresión que no relaciona con el Todopoderoso la idea de que es él quien de alguna manera nos mueve a la tentación.

Yo creo que le asiste toda la razón: si hay un soberano del bien (Dios, Creador, Voluntad Superior, o como cada quien lo conciba) y otra del mal (Diablo, Satanás, o como sea concebido por cada cual), el primero no tendrá como objetivo llevarnos a la tentación, pero sí el segundo. Como dice el Papa, “no es ésa la tarea de Dios. Él no nos mueve a la tentación; ése es el quehacer de Satanás”

Yo celebro ese cambio propuesto por el jefe del Vaticano, pero, como siempre, la mejor opinión será la que usted tenga sobre el particular. 

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