Tiempos electorales, no concluyen las conversiones políticas mismas que se han suscitado en todo tiempo y lugar tanto en situaciones religiosas como de otra índole por lo que no entraña una gran sorpresa porque es un asunto neto de la condición humana.
Si revisamos la historia encontraremos un numeroso grupo de conversos que mudaron de creencias como de praxis. Dos ejemplos en torno a esta cuestión los localizamos en Charles Maurice de Talleyrand y Josep Fouché, esa dupla de franceses recorrieron la geometría política originaria en la antigua Galia para estar con los vencedores sin reparar el origen o pertenencia de quienes ascendían al poder, ellos estuvieron en la cúpula.
Talleyrand y Fouché fueron de la derecha, la izquierda, el imperio y la restauración de la monarquía, lo mismo simpatizaron con el rey, ulteriormente fueron cercanos a los revolucionarios Danton y Robespierre. Respaldaron a Napoleón y ante el ocaso de éste laboraron como operarios políticos en favor de la restauración de la monarquía. Talleyrand dijo que su partido político fue Francia, nada más. Fouché no tenía las finas maneras de Talleyrand, fue conocido como el carnicero de Lyon, una magnífica biografía novelada escrita por Stefan Zweig –Fouché, el genio tenebroso- aporta más datos del oscuro individuo que hizo un trabajo acucioso como espía.
En el aspecto religioso los casos son múltiples, Saulo de Tarso quien fuera conocido como San Pablo el apóstol de los gentiles se convirtió al cristianismo luego de ser un perseguidor de la fe que se propagó a partir de Jesús de Galilea. Antes de su conversión tras la visión en el camino a Damasco Pablo ordenó el asesinato por lapidación del primer mártir cristiano llamado Esteban.
Posteriormente fue el apóstol de los gentiles el que propagó la fe cristiana en el mundo conocido. Agustín de Hipona pasó de los maniqueos al catolicismo, fue un representante, tal vez el más conocido y leído de la Patrística, corriente filosófica con una indiscutible huella platónica.
En materia política también figura Agustín de Iturbide que pasó de su militancia con los realistas a los insurgentes y concluye la guerra de Independencia.
En la actualidad vemos a un numeroso grupo de conversos, casi a diario, políticos que van del PAN y PRD a Morena; dichos actos no son algo nuevo porque siempre se han registrado. Nicolás Maquiavelo estableció que la finalidad es alcanzar el poder en la política abreviando fórmulas porque es una cuestión amoral.
Algunos partidos políticos de nuestro país tienen sus genes originarios del Partido Revolucionario Institucional, en gran medida sus fundadores fueron en algún momento miembros importantes con membresía tricolor, Cuauhtémoc Cárdenas, Andrés Manuel López Obrador, Dante Delgado, Elba Esther Gordillo, el directorio es inmenso.
Es legítima la búsqueda del poder por la vía pacífica, los partidos políticos son un medio para ello, la causa última de dichas organizaciones es justamente el citado.
Los conversos encontrarán argumentos para justificarse, finalmente no es un asunto de la divinidad sino del poder, Simón Pedro negó a Jesús, que los políticos actuales no nieguen su antigua pertenencia o su camiseta que ahora ocultan.