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Morelia
martes, diciembre 24, 2024

“NUNCA TE DETENGAS…”

DR JAIME LPEZ R

Una buena parte de los morelianos nos hemos sorprendido con los mensajes que circulan en esa especie de periódico ambulante que es cada unidad de transporte público. Todos ellos hablan, o de que la verificación vehicular es una acción más recaudatoria que protectora del medio ambiente, o de que se trata de un negocio “de particulares”.

No deja de llamar la atención que son los vehículos que más contaminan los que rechazan la verificación; y no es que así piensen quienes los conducen. Es, más bien, la opinión de los propietarios. Y ¡qué triste actitud!

No se sabe de una agrupación, un consorcio, un club, un sindicato que no requiera de recursos para realizar su trabajo. Las mismas asociaciones a las que perteneces los propietarios de esas unidades que tanto contaminan, viven gracias a las cuotas de sus agremiados. O ¿acaso alguien ofrece la sala de su casa para las reuniones?, ¿alguien hace las funciones de secretaria en forma gratuita?, ¿hay quien pague tazas de café para los asistentes, o quien cubra la impresión de la papelería con sus propios recursos? Claro que no. Esos servicios se pagan, y para eso se aportan cuotas. Con mayor razón en un gobierno estatal. Y no estoy diciendo que los servicios que tenemos sean óptimos; no, son los que merecemos porque tratamos siempre de evadir el pago de nuestros impuestos y, por otra parte, porque asumimos la ridícula postura de: “No pago, pero sí exijo servicios”.

Otro de los mensajes habla de que la verificación es un negocio de particulares. ¿Y hay algo de malo en ello? Ponemos gasolina al vehículo, comemos, viajamos, nos lavan el carro, pagamos la renta de una casa, nos asean el calzado, compramos ropa y zapatos, vamos a una consulta médica, abordamos un taxi o una combi y, en todos los casos, nuestro dinero irá a engordar las billeteras de algún particular. En vez de reclamar por ello, demos gracias a quienes expusieron su dinero y ofrecieron el servicio.

Si me interesa disminuir la contaminación del entorno en que vivo, si me importa dejar un mundo mejor para mis hijos, y algo puedo hacer para lograrlo, yo lo haré por ese interés. No debe preocuparnos si es un particular o el gobierno quien recibe el recurso que se paga. Lo que importa es que me digan si mi auto está emitiendo partículas contaminantes, en un nivel superior al que marcan las leyes. Si es así, lo corregiré de inmediato. Si otros lo hacen o no, es asunto de ellos.

Pensemos, amigas, amigos, un poco a la manera de John Wesley: “Nunca te detengas si de tus actos puede derivarse el bien para ti y para los demás”.

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