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miércoles, noviembre 27, 2024

¿REFORMA EDUCATIVA?

Marco A AguilarDE MAL A PEOR; CON ABUCHEOS

“La reforma educativa propuesta por el presidente Andrés Manuel López Obrador es histórica”, aseguró (2019) el diputado federal Mario Delgado Carrillo, pidiendo a la CNTE apoyo para esa reforma, “pues respeta derechos laborales y prohíbe evaluaciones punitivas”.

Esa mal llamada “reforma educativa” aún no nace; y ni es reforma ni es educativa, sino sólo es el acta de defunción de la mala reforma promovida por la administración peñista.

Curiosamente en el año 2017, quien era el secretario de Educación Pública Aurelio Nuño Mayer aseveró que “la reforma educativa emprendida por el presidente Enrique Peña Nieto es histórica”, diciendo a la CNTE que “la reforma no afecta en nada los derechos laborales de todos los docentes”.    

Y en verdad, Mario ahora, y Aurelio antes, no se equivocaron en la adjetivación “histórica”, ya que ambas reformas son históricas, pues también los errores de los humanos son fenómenos que dejan registro en la historia.

Pero se equivocan ambas “reformas” por entrar al fenómeno educativo a través de la puerta laboral; claro, con propósitos distintos.

El modelo peñista, para superar los niveles del magisterio, deduciendo que los maestros son el problema de nuestros bajos niveles educativos.

La transformación amloista, para desagraviar al magisterio de ultrajes del neoliberalismo, “movimiento perverso” al que López Obrador declaró totalmente muerto, pero que sigue rigiendo los fenómenos socioeconómicos de país.

Por desgracia ninguna de esas dos reformas parten ni llegan al núcleo del fenómeno educativo; por lo que vamos de mal a peor.

Erasmo de Rotterdam (1466-1536) fue el más preclaro educador renacentista, y combatía a la “repugnante pedagogía tradicional” promoviendo mejores procedimientos, al generar y esparcir conocimientos al margen de todo dogma.

A no pocos de sus maestros los calificó de “ignorantes y perezosos… como asnos queriendo tocar la lira”, y en su obra Elogio de la locura, en voz de la “Estulticia”, nos exhibe “los horrores de semejante educación”.

Sería una gansada juzgar al fenómeno educativo del México 2019 bajo conceptos de Erasmo en el siglo XVI; sin embargo, la ignorancia y la pereza siguen existiendo, no en todos los maestros de antes y de ahora, pero sí de algunos, sobre todo de aquellos que autoritariamente “se convierten en cabecillas de alborotos”, o en funestas autoridades educativas.

En nuestra realidad escolar la mayoría de los maestros son trabajadores y capaces; empero, sus virtudes laborales han sido afectadas por las malas autoridades y las pésimas dirigencias sindicales que producen, al alimón, formas de organización malignas.

Nuestra atmósfera socioeconómica trasuda ignorancia y pereza, estulticia y ambición, desasosiego y maldad, como un sistema fabricado por esas autoridades y líderes, durante sexenios.

Pese a lo anterior, lo cierto es que la rectoría educativa tiene que ser del Estado, representado por el gobierno, y éste por las autoridades; y éstas, no deben ni pueden permitir que la CNTE ni ningún otro sindicato ejerzan funciones que exclusivamente corresponden al Estado.

Lo inicial y básico no es lo laboral, sino la política educativa, y la educación política.

Ni el poder legislativo ni el judicial ni el ejecutivo pueden ser rehenes de la CNTE. Este sindicato debe ajustarse a nuestro sistema jurídico, y requerimos aprobar normas de derecho a favor de la sociedad, y no a contentillo o abusivo gusto de esos intrincados y aviesos liderazgos, los que exigen al presidente AMLO lo inaceptable: un caos educativo.

Socarrón e inexactamente aplica el presidente AMLO expresiones de Benito Juárez, para justificar lo injustificable: “Todo por la razón, nada por la fuerza”, ya que si se hubiera seguido en todo caso este decir en el siglo XIX, no contaríamos con las leyes de reforma, ni con el actual estado laico.

Y entre más errores, más abucheos para AMLO, en desgracia de todos por tratarse de la institución presidencial.

Tiempos y circunstancias hay para la razón de la fuerza; circunstancias y tiempos existen para la fuerza de la razón. Y a veces, ambas cosas coexistiendo se aplican bajo una táctica adecuada, a efecto de obtener buenos resultados para todos.

En el fenómeno educativo todos tenemos el deber de participar, hasta los maestros. Todos y cada uno de los mexicanos debemos educar con el ejemplo de nuestra conducta en todas las horas del día. Los medios masivos de comunicación (cine, radio, televisión, periódicos y revistas, internet, redes sociales, plataformas cibernéticas) deben orientarse a informar y formar educativamente a los mexicanos en los rubros útiles para la persona y para la sociedad.

Además, urge hacer atractivas, eficientes, prácticas y éticas, las labores escolares, con perfiles de ingresos y egresos para alumnos maestros y administrativos, mapas curriculares, planes de estudio, para ser más productivos, repartiendo con justicia la riqueza producida, y elevando la calidad de nuestra vida.

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