Quedo confirmado la sumisión de López Obrador al gobierno de los Estados Unidos que se ha convertido en una verdadera marioneta al aceptar el vergonzoso acuerdo migratorio, donde México se convierte en un vulgar policía del presidente norteamericano.
Pronto a López Obrador, se le cayó la piel de oveja y quedo al desnudo el verdadero lobo que es, al aceptar la política en contra de los migrantes centroamericanos a cambio de la no imposición de los aranceles a las exportaciones mexicanas al mercado estadounidense.
Las cúpulas empresariales que durante toda la semana estuvieron con el Jesús en la boca, al conocerse el acuerdo entre las partes de ambos países estallaron en “júbilo” porque la economía mexicana y sus negocios habían quedado a salvo.
Este acuerdo migratorio alcanzado va en contra de los derechos humanos de los migrantes porque violan el derecho de los mismos al escoger el país donde quieran vivir, independientemente de las leyes migratorias de cada país.
En los hechos México se convierte en un tercer país seguro que tiene que recibir a los migrantes que pidan asilo político en los Estados Unidos; este proceso llevara meses o años, mientras tanto el gobierno mexicano se compromete a dar trabajo, salud, educación y documentación en todo este tiempo.
Por otra parte, el gobierno de López Obrador está comprometido a endurecer las acciones en materia de migración en la frontera sur enviando a seis mil elementos de la Guardia Nacional-diez por ciento del total de los elementos- para detener la migración centroamericana y de otros países fuera del continente.
A su vez, los Estados Unidos extenderán de manera inmediata la instrumentación de la sección 235(b)(2)(C) a lo largo de su frontera sur. Ello implica que aquellos que crucen la frontera sur de Estados Unidos para solicitar asilo serán retornados sin demora a México, donde tienen que esperar la resolución de sus solicitudes de asilo.
La declaración de ambos gobiernos señala que “por razones humanitarias y en cumplimiento de sus obligaciones internacionales, autorizará la entrada de dichas personas mientras esperan la resolución de sus solicitudes de asilo. México, de acuerdo con sus principios de justicia y fraternidad universales, ofrecerá oportunidades laborales y acceso a la salud y educación a los migrantes y sus familias mientras permanezcan en territorio nacional, así como protección a sus derechos humanos”, según el documento del acuerdo.
En cuanto a los Estados Unidos se comprometen a acelerar la resolución de solicitudes de asilo y proceder con los procedimientos de remoción lo más expedito posible, de acuerdo a la declaración emitida.
Conforme a la declaración se establece la estrategia regional en curso, México y los Estados Unidos reiteraron la declaración del 18 de diciembre de 2018 en la que ambos países se comprometieron a fortalecer y a ampliar la cooperación bilateral para fomentar el desarrollo económico y aumentar la inversión en el sur de México y Centroamérica para crear una zona de prosperidad. Ambos países reconocen los fuertes vínculos entre el crecimiento económico en el sur de México y el éxito de la promoción de la prosperidad, el buen gobierno y la seguridad en Centroamérica. Estados Unidos reiteró su beneplácito al Plan de Desarrollo Integral lanzado por el gobierno de México en conjunto con los gobiernos de El Salvador, Guatemala y Honduras, para promover estos objetivos. México y los Estados Unidos liderarán el trabajo con socios nacionales e internacionales para construir una Centroamérica próspera y segura y así abordar las causas subyacentes de la migración, con el objetivo de que los ciudadanos puedan construir mejores vidas para ellos y sus familias en casa, según acuerdo.
La estrategia para el desarrollo en Centroamérica tiene como propósito en el fondo de las cosas de apoderarse de los recursos naturales por parte del capital norteamericano, donde los proyectos de López Obrador para la región son importantes pero constituyen el saqueo y la explotación de la población centroamericana y acabar con el medio ambiente.
Así de esta forma, el gobierno de la Cuarta Transformación también se convierte en un agente directo de los intereses del imperio norteamericano con sede en Palacio Nacional y su habitante en una marioneta manejada desde Washington.