Participar de la Pascua es actualizar lo que el Señor Jesús “nos ha encomendado” y abrir el corazón al don de Dios que nos ha liberado de la esclavitud
El Cardenal Alberto Suárez Inda emitió este día un mensaje con respecto a la Semana Santa, periodo final de la Cuaresma, de la que señaló que es “vivir el paso de Dios entre nosotros”, así como participar de la Pascua, que es “actualizar lo que el Señor Jesús nos ha encomendado”.
Es abrir el corazón al Señor que nos ha liberado de la esclavitud “y nos hace compartir este don maravilloso de ser sus hijos”, lo cual nos marca, dijo en su breve mensaje, como el pueblo que camina de su mano a la Patria prometida, La Pascua es el paso del pueblo de la esclavitud a la libertad “entendida la libertad como la capacidad de servir, la capacidad de amar”, pronunció, y la de entregarse como lo hizo Jesús que dió su vida por nosotros.
Abundó el purpurado que vivir la Pascua es “encontrarnos a nosotros como hijos de Dios rescatados por el precio que pagó Jesús que es su preciosa Sangre derramada en la Cruz.
El Jueves Santo inicia el Triduo Sacro, explicó, que son los tres acontecimientos centrales de la Semana Santa: la institución de la Eucaristía: en que nos deja otro regalo de su amor inmenso quedandose con nosotros en el cuerpo y la sangre: “quien come de mí tendrá vida eterna, este es el pan que ha bajado del Cielo, quien bebe de mí tendrá la vida eterna”. La muerte de Cristo en la Cruz el Viernes derramando su preciosa Sangre bendita, pura sobre la Tierra para rescatar a la humanidad del pecado y del mal levantandoles con El y formando la Alianza indestructible entre Jesús y su pueblo, y finalmente su descanso en el sepulcro el Sábado de Gloria en que es el misterio de su Resurrección, que culmina con la promesa cumplida de Jesús: la promesa de la vida “yo estaré con vosotros todos los días”.
El Jueves también tienen lugar las sSete Palabras, la celebración de la Ultima Cena en la Eucaristía y el Lavado de Piés de Jesús a sus apóstoles. El Viernes viene el Viacrucis y Crucifixión de Jesús, además de la Hora Santa en que hay que acompañar a Jesús que está muerto y solo en la Cruz. El Sábado la Resurrección del Señor y el Domingo su Ascención al Cielo a la derecha del Padre.
No es un tiempo de tristeza, sino de solemnidad pero con la alegria en la esperanza viva que es Jesús, definió.
