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martes, noviembre 26, 2024

GOBERNAR CON REFRANES

Marco A AguilarEL NIÑO JOSÉ ÁNGEL ES VÍCTIMA

Las frases que se hacen con cliché y se popularizan, no deben utilizarse irresponsablemente para todo.

A quienes afirman que “todos somos Torreón; todos somos el Colegio Cervantes”, debemos hacerles entender que no todo México ni toda la educación escolarizada de México es Torreón ni es el Colegio Cervantes, pero si podemos llegar a serlo, de no tomar medidas eficaces para no vivir (y sufrir) ese tipo de tragedias tan atroces.

Independientemente de lo anterior, sí debemos solidarizarnos con quienes han sobrellevado esos dramas, sin entender el por qué de ellos.

No olvidemos, en principio, que todos los fenómenos sociales están interconectados.

El fenómeno educativo tiene sus propios problemas, pero por sus vasos comunicantes le llegan los flujos de los problemas económicos, de la inseguridad, del hogar, de la religión, de la política, del crimen organizado, de la exaltación y el elogio de la violencia respecto a la desnuda realidad cotidiana, agrandada torpemente por los medios masivos de comunicación, e internacionalizada con los malos ejemplos escolarizados made in USA.

Y frente a todo ese enviciado complejo de enredos, tenemos al presidente Andrés Manuel López Obrador gobernando a México con refranes de viejo cuño, con funcionarios mediocres, incluyendo a los de educación y cultura, a quienes AMLO sobaja al expresar sin recato alguno: “Santiago Nieto no hace nada sin consultar con el presidente”.

Quiten “Santiago Nieto” a esa frase, y pongan el nombre del colaborador de AMLO que deseen, y verán como el presidente lo acepta, pues así los trata.

AMLO es un irremediable refranero que usa sus máximas populacheras, de manera trillada, para encubrir sus deficiencias educativas; y las usa con abuso en los llamados “diálogos con el pueblo”, que fatalmente resultan monólogos largos, cansados y repetitivos, con masas humanas clientelares, en las que el presidente busca votos para elecciones futuras.

Su reciente dicho es (frente a casos como el de las familias LeBarón y Langford de Sonora, y el del niño José Ángel del Colegio Cervantes de Torreón, Coahuila) “el que la hace la paga”, expresión de befa novela policiaca, carente de humanismo.

José Ángel, infante de 11 años, inteligente y dedicado escolapio en primaria de ese Colegio Cervantes, quien con armas de fuego mató e hirió a maestros y compañeros, suicidándose de inmediato, ni es delincuente ni homicida ni suicida ni victimario, sino que es víctima del México que hemos hecho, del país que hemos dejado que hagan, de la nación que sigue haciendo el presidente López Obrador.

Y no porque Andrés Manuel sea flojo, ya que lo vemos trabajar más que sus antecesores, pues, incluso, en su publicidad oficial lo pregona: “sin haber salido del territorio nacional, lo ha recorrido como si hubiese dado una vuelta al mundo”, empero, su desenfocado esfuerzo ha sido inútil, al no generar, con ello, ningún desarrollo social en cada mexicano.

Sancho Panza, gobernando su ínsula Barataria, solía también decir refranes: “Del dicho al hecho, hay mucho trecho”.

Nuestro Señor Don Quijote de la Mancha bien le enseñaba: “Sancho, no has de mezclar en tus pláticas la muchedumbre de refranes que sueles; puesto que los refranes son sentencias breves, muchas veces los traes tan por los cabellos, que más parecen disparates que sentencias”.

Presidente AMLO, oriente bien su trabajo, a favor del desarrollo humano; labore, labore, labore, incansablemente para generar cosas buenas para todos; y si quiere hablar, está bien, pero diga cosas nuevas, conceptuosas, y breves. Por su bien, y ¡el bien nuestro!

El romano Ancio Maglio Boecio (480-526) nos obsequió un frase útil y aplicable a vos: “Lo breve y bueno, es dos veces bueno”.

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