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martes, noviembre 26, 2024

EL ATASCO DE AMLO

Marco A Aguilar   NUEVOS SUEÑOS A LA CARTA… MAGNA

                                                           

Para desgracia de México, el presidente Andrés Manuel López Obrador está lleno de prejuicios, y ejerce el poder de manera despiadada en base a ellos.

Los poderes de la federación, los de las entidades federativas y, desde luego su gabinete, se han sometido a AMLO y sólo siguen el guión que éste les marca.

Bajo esa égida unipersonal de soberano absoluto (no ilustrado) López Obrador decidió, para que no haya marcha atrás de sus avances, clavarle a la constitución federal nuevos derechos humanos garantidos.

Una de sus obsesiones es la de eliminar a los “neoliberales” y a los “conservadores”, pues de este modo se acabarán la corrupción, inseguridad, enfermedades, ignorancia y la pobreza.

¡Así de fácil!, ¡así de ingenuo!, ¡así de engatusador!

No es el primer presidente de la república que cree que puede resolver problemas vitales reformando a la constitución.

Otros, antes que AMLO, soñaron con lograr la salud total en México, adicionando al artículo 4o constitucional: “Toda persona tiene derecho a la protección a la salud”; y para resolver el problema de la vivienda, sólo adicionaron al artículo 4o constitucional: “Toda familia tiene derecho a disfrutar de vivienda digna y decorosa”; y para satisfacer las ingentes necesidades de la niñez, sólo adicionaron al artículo 4o constitucional: “Los niños y las niñas tiene derecho a la satisfacción de alimentos, salud, educación, y sano esparcimiento”.

Y ya porque lo dice la constitución, ¿se han satisfecho esos lacerantes problemas? Todos sabemos que no ha sido así.

Únicamente hemos logrado que parte de nuestra Carta Magna sea un bello catálogo de buenos deseos, o un manojo de proyectos no realizados, o una ensarta de hermoso sueños.

Los logros en esos sectores son por otras razones y esfuerzos, no por reformas constitucionales.

De esa manera desnaturalizamos a nuestra constitución federal, pues su esencia jurídica no resuelve directamente ese tipo de problemas, ya que sólo es el cimiento normativo de donde se desplante todo el sistema jurídico mexicano (general, impersonal y abstracto), el que conduce nuestra vida individuosocial, con hipótesis y consecuencias de derechos y deberes, coercitivas, bilaterales, heterónomas, principalmente exigiendo conductas humanas externas.

Es de esperarse que a ese artículo 4o constitucional, que ya contiene toda una miscelánea de derechos humanos garantidos (que no se cumplen), se le adicionen más sueños, irrealizables por insostenibles.

Imaginen a un incurable demagogo, en una conferencia mañanera con cobertura nacional, o mejor aún, a un presidente de la república ante 125 millones de mexicanos consultándolos, para que a mano alzada y a grito pelado, contesten a la pregunta: ¿quién quiere que se le regalen mil trescientos pesos al mes, si es la tercera edad?, ¿quién quiere que se le obsequien tres mil pesos al mes si es adulto sin trabajo?, ¿quién quiere que se le entregue una beca de tres mil pesos si es niño o joven en edad escolar? La mayoría apabullante gritará sí, sí, sí.

Pero si se les pregunta, ¿quién quiere pagar todos esos regalos, obsequios, entregas? No se levantará ninguna mano, ni habrá ninguna respuesta de aceptación a tamaño compromiso.

Y a la larga, quién va a pagar todo eso, cuando ese sistema fomenta el pordioserismo, generando más pobres, con mayor dependencia y miseria.

Cuando todo ese dinero (sacado del erario) se da sin intermediarios, y quien lo entrega es la mano generosa del dador AMLO, la mano del agradecido y fiel súbdito aplaude y obedece a su dadivoso amo.

Hasta que ese nuevo esclavo se cansa, y destruye a su amo.

Es la historia del Hombre.

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