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sábado, abril 19, 2025

CONSTITUCIÓN

teodorobarajasResulta paradójico que nuestro país sea uno con muchas leyes y, a la vez, uno sin ley. La contradicción como ejemplo de la condición humana.

El 5 de febrero se cumplieron103 años de la promulgación de nuestra Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, misma que se efectuó en 1917 en el ahora llamado Teatro de La República de Querétaro. La actualidad nos muestra no precisamente la aplicación de la norma sino los efectos devastadores de la impunidad, calamidad sistémica en la historia reciente

El estado de cosas difiere de 1917 a la fecha, aquellos años fueron impregnados por la revolución, sangre y fuego, caudillos y estadistas, reivindicaciones sociales con las banderas levantadas con todo y tropas.

Un distinguido legislador michoacano de aquel recordado constituyente figuró con su visión en algunos artículos definitivos de la máxima ley, nos referimos a Francisco J. Múgica a quien muchos veían como el sucesor de Lázaro Cárdenas en la silla presidencial. La aportación del general originario de Tinguindín, Michoacán; se pudo constatar en los artículos originarios como el tercero, el 123, 27 y 130. Múgica fue considerado del ala radical.

Nuestra Carta Magna de la actualidad difiere de la original, obviamente los contextos varían porque nada permanece estático. La Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos ha sido reformada, enmendada y los remiendos son ostensibles, cada mandatario hace sus agregados en el afán de reinventar nuestro país y la pretensión de lustrar su biografía.

Aquel Congreso es radicalmente diferente al que tenemos ahora, los del presente lucen devaluados en términos generales, suelen desdeñar la legislación, hacen gestiones, viajan o duermen la siesta en las sesiones; su preparación en muchos casos es nimia, los ejemplos a través de los años abundan.

La tarea primordial de los legisladores es hacer leyes, aunque muchos asumen que su trabajo es la gestión, tarea por la cual cobran una alta dieta en el México que registra la patología de la desigualdad y las historias de terror, acostumbran publicar en redes sociales las dádivas que entregan costeadas con recursos públicos y hasta se hacen los graciosos. A falta de cosas trascendentes difunden lo que se les ocurre.

Costumbres, atavismos y prácticas inveteradas que se maridan con el clientelismo, usualmente no retornan a sus distritos para legitimar sus decisiones al votarse en el pleno alguna nueva legislación o reforma constitucional porque sienten mayor compromiso con las elites de sus partidos que con los electores aunque en los comicios deban a los votantes su curul.

En diversos sondeos los diputados suelen ser mal calificados, en algunos casos peor que a la policía, muchas veces se pueden ver como escuchar los desencuentros entre los integrantes de bancadas antagónicas, no se trata de un debate reposado en el que reluzca la retórica, los argumentos lustrosos o exposiciones de motivos interesantes como necesarias, no, lo que en múltiples ocasiones se refleja es el encono, la diatriba caracterizada por insultos como epílogo.

La más alta tribuna de la nación se ha rebajado, se pervirtió, esa es una realidad indiscutible.

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