NO ES NOTA
Si la violación de 24 millones de documentos confidenciales del Ejército, que se presumían encriptados en una bóveda digital repleta de algoritmos y candados, no es noticia, entonces el periodismo en México padecería de un terrible y penoso extravío. Bajo esa lógica, todo es perfecto, nada es cuestionable en el ejercicio del poder.
Eso es tanto como pedir que la prensa voltee la mirada a otro lado, pero no hacia los más de 130 mil muertos que ha dejado la guerra de cárteles en el país, una cifra muy superior, desde hace ya algunos meses, a los saldos que dejó la llamada guerra de Calderón entre los años 2006 y 2012.
Bajo esa lógica, los más de 100 mil desaparecidos ameritarían, si acaso, una breve en páginas interiores y se destacaría mejor, a ocho columnas, a los cientos de miles que llegaron al Zócalo en las fiestas patrias para consumirse en las canciones de Los Tigres del Norte, quienes, incluso, forman parte del repertorio musical de la mañanera, junto a las cumbias de Chico Che y su “uy, qué miedo, mira cómo estoy temblando”, que López Obrador le dedicó hace unos meses a Estados Unidos.
Las muertes de los niños con cáncer, donde los padres de familia se han cansado de denunciar falta de insumos y medicamentos, podría merecer, tal vez, un llamado en primera. Pero no más allá de un párrafo, porque en portada estaría la propuesta de darle a Hugo López Gatell un reconocimiento internacional por el manejo de la crisis sanitaria, la cual acumula 330 mil muertos en el país. Es sí sería nota.
Con ese criterio, el editor desecharía la nota del fusilamiento de más de una decena de civiles, ejecutada a plena luz del día en San José de Gracia, en un ataque donde los sicarios todavía se dieron el tiempo de lavar los charcos de sangre y llevarse los cuerpos antes de que la policía o los agentes investigadores pudieran llegar.
También desestimaría publicar, en destacadas, los feminicidios de Debanhi – por citar un caso de escala nacional – o el de Jessica González Villaseñor – hablando de crímenes ocurridos en el estado -, y daría paso a alguna encuesta de dudosa o endeble metodología, que hable del posicionamiento de los políticos.
Tampoco sería nota evidenciar los delitos que cometen estudiantes normalistas, quienes, encapuchados, imitan las prácticas del crimen organizado mediante la retención y quema de vehículos que son usados para bloquear carreteras. No tendría sentido denunciar públicamente eso, ni sus actos vandálicos, si en la redacción tienes una declaración donde alguna autoridad presume de “la estrecha coordinación interinstitucional” que tiene, en el rubro que sea, con otras autoridades de distinto color y marca partidista.
¿Qué sentido o relevancia tiene dar a conocer que un terremoto destruyó hospitales, escuelas y casas? Mejor hablemos de lo bonito que amaneció el clima.
Cintillo
La sucesión en la Rectoría de la UMSNH tiene perfiladas, al menos, media decena de `corcholatas´. A la nominación de Yarabí Ávila – carta fuerte del gobierno y de algunos influyentes y longevos cuadros en la Comisión de Rectoría – hay que sumar la de Tania Torres Chávez, Ireri Suazo, Pedro Mata Chávez y Héctor Pérez Pintor