En 2009, el crimen organizado ya daba cuenta del poderío que había amasado en Zitácuaro, cuando sicarios de La Familia Michoacana atacaron una base de la Policía Federal y, de forma simultánea, una patrulla de la misma corporación. La embestida a la institución élite del momento, era un franco y grave desafío al Estado mexicano.
Y a pesar de que el municipio ha sido cuna de gobernadores, candidatos a gobernadores y otros encumbrados políticos, no ha sido posible hasta ahora superar la crisis de inseguridad que le acompaña desde entonces.
De ahí es originario el ex gobernador Víctor Manuel Tinoco Rubí, quien gobernó la entidad en el periodo 1996-2000. Fue Zitácuaro la cuna política del exgobernador Silvano Aureoles (2015-2021). Ahí nacieron los ex candidatos a la gubernatura, Ascensión Orihuela y Carlos Herrera Tello. Ahí está, en Chon Orihuela y el actual alcalde Juan Antonio Ixtláhuac Orihuela – como algunas de sus figuras- una fuerte hebra del Grupo Atlacomulco, el ala del PRI que llevó a Enrique Peña Nieto a la Presidencia de la República en 2012.
Esa tierra vio surgir a Adrián López Solís, ex candidato a diputado federal por ese distrito, ex secretario de Gobierno y actual Fiscal General del Estado. Ahí nació Fernando Orihuela, quien fuera líder estatal del PRI y varios otros que han tenido en esa localidad su pista de vuelo para despegar carreras políticas.
Algunos de ellos han sido también alcaldes en ese lugar: Ascensión (1984-1986), Silvano (2002-2004) y Herrera (2015-2017), quien fue después reelecto para el periodo 2017-2019, aunque no concluyó el encargo. Fue subido al gabinete de Aureoles y de ahí brincó a la candidatura al gobierno estatal por la alianza PRI, PAN, PRD, en las elecciones del 2021, que ganó el morenista Alfredo Ramírez Bedolla.
Sin embargo, Zitácuaro vive desde hace mucho tiempo el asedio del crimen y de la violencia que este genera. Cómo olvidar aquella escena captada en video en el año 2014, donde “La Tuta” – uno de los líderes de La Familia Michoacana -, aparece haciendo las veces de notario y reparte la herencia entre familiares del fallecido empresario Luis Miguel Estefan, así, sin mayor protocolo, dictando qué bienes le tocan a cada uno de los hermanos, la viuda y el hijo. Y descaradamente, el capo les dice que a su organización criminal le corresponden 5 millones de pesos.
Pero el más reciente desafío a las autoridades se vivió el pasado miércoles 4 de mayo, cuando Juan de Dios Ixtláhuac, hermano del actual presidente municipal, fue blanco de un atentado a balazos que lo dejó herido en pleno centro de esta localidad, la cual es estratégica para la actividad de grupos criminales que controlan esa zona limítrofe de Michoacán y Estado de México.
Aún falta conocer con mayor nitidez lo que ocurrió, así como el móvil del ataque y su origen. Por lo pronto, en Zitácuaro el ambiente es de temor, de intranquilidad, de zozobra. Ese miedo que quebrantan criminales cuando, entre sus objetivos, hay figuras ligadas a la política, al gobierno o a las corporaciones que, en teoría, deberían proteger a la población, pero que no son capaces de protegerse ellas mismas.
Lo ocurrido se suma a otros ataques y asesinatos recientes, como los del periodista Armando Linares y de quien fuera su colaborador, Roberto Toledo. Ambos fueron acribillados a balazos también a plena luz del día, bajo circunstancias y móvil aún no claros, el 15 de marzo y el 31 de enero de este año, respectivamente. La violencia está desbordada.
Zitácuaro vive desde hace mucho un grito desesperado. Y ni los suyos lo escuchan.
Cintillo
La fuerte presión del movimiento feminista ha orillado a la Fiscalía de Nuevo León a reservarse ciertos datos sobre la muerte de Debanhi, incluidos aquellos que ligan a la joven con un colombiano que conoció en un bar y a las drogas halladas en la escena del crimen.