¿Adiós al Frente Ciudadano por México?
“El mundo está lleno de estadistas a quienes la democracia ha degradado convirtiéndoles en políticos”… Benjamin Disraeli. (1706 – 1790). Estadista inglés.
Desde su origen, la viabilidad del Frente Amplio Democrático, ahora Frente Ciudadano por México (FCM), depende preponderantemente de encontrar al personaje que pueda unirlos y que tendría que ser apartidista. Sin embargo, esta posibilidad parece debilitarse con el paso de los días.
La búsqueda encarnizada por obtener la candidatura que se mantiene en unos fraccionados Partido Acción Nacional y de la Revolución Democrática, le siguen poniendo obstáculos a la posibilidad, olvidándose de encontrar al candidato idóneo fuera sus siglas, que también son parte de la partidocracia corrupta e ineficiente del país.
Apenas el pasado primero de octubre, en documento enviado a los líderes nacionales del PAN, PRD y Movimiento Ciudadano, los suspirantes presidenciales Margarita Zavala Gómez del Campo, Rafael Moreno Valle Rosas y Silvano Aureoles Conejo, proponen que los candidatos del Frente Amplio, deben surgir de una elección abierta a la ciudadanía.
En dicha carta, los firmantes aseguran que el Frente “debe demostrar que no es una simple apuesta por el poder”, así que se “requiere poner a los ciudadanos al centro de las decisiones para modificar el significado del acto de gobernar. Para pasar de obedecer a las élites a obligar a los gobernantes a ejercer el poder público, guiándose por el principio de que el ciudadano manda”. Y aseguran los firmantes que “es sabido que la naturaleza del Frente no es de carácter electoral”.
Y la verdad es que suena bien, la cuestión radica en si alguno de los nombres que se barajan actualmente para encabezar al FCM, tiene en su trayectoria un comportamiento honorable y ejemplar que pueda aglutinar a la mayoría indispensable de ciudadanos para ganar la elección presidencial, pero sobre todo, si hay alguno que tenga por lo menos el respeto de todos los suspirantes.
Margarita, Rafael y Silvano, también advierten que la elección abierta a la ciudadanía, es necesaria para garantizar que se sometan al mandato ciudadano y eviten orientar a favor de los intereses personales o de grupo el actuar del Frente Ciudadano por México.
Sin embargo, el interés y preocupación manifiestos en dicho documento, son netamente electorales, una herramienta para contener los embates de Ricardo Anaya Cortés, tiene como propósito que los firmantes se mantengan vigentes en la búsqueda de la candidatura… Y en materia política es totalmente normal, el pero es que esa normalidad implica obstaculizar un bien mayor, el de encontrar al candidato idóneo, insisto, con una trayectoria fuera de los partidos políticos que cohesione la aberración y mezcolanza ideológica que implica el FCM y alcance para convencer a los ciudadanos necesarios para ganar en el 2018.
Los integrantes del Frente han argumentado que pretenden culminar la transición democrática en el país, promover el desarrollo nacional y democratizar la prosperidad económica y el bienestar; así como sumar a cuanto ciudadano se encuentre cansado de los abusos de autoridad, la pobreza, la impunidad y la majadera corrupción que padece el país gracias incluso al PAN, PRD y Movimiento Ciudadano. Y claro, el objetivo inmediato y pragmático, evitar que Andrés Manuel López Obrador llegue a Los Pinos.
En fin, el inexorable paso del tiempo acabó con la luna de miel que parecía vivir el FCM y ha evidenciado algunos golpes que obligan a concluir que su interés en la búsqueda del poder, es más pensando en sí mismos, que realmente en todos los mexicanos, situación que pone en riesgo la viabilidad de un Frente Ciudadano por México, que en el discurso inicial, con todo y las aberrantes contradicciones ideológicas, si acaso les queda algo de ideología… no sonaba mal, claro si el candidato es apartidista.
Con la esperanza de que haya una próxima vez… me despido, gracias.
