Congreso opaco…
“El comportamiento es un espejo en el que cada uno muestra su imagen”. Johann Wolfgang Von Goethe (1749 – 1832). Poeta, novelista y dramaturgo alemán.
En medio de la crisis de credibilidad que atraviesa la clase política nacional y en especial la de Michoacán, gracias a la evidente corrupción e impunidad que prevalece en cuando menos los últimos tres lustros, la opacidad en el Congreso Estatal que está integrado por diputados de 7 diferentes partidos políticos, provoca pena ajena.
Pese a que la mayoría de los legisladores han hablado en diversas ocasiones sobre la importancia de la transparencia y la rendición de cuentas, en los hechos siguen quedando a deber.
Para muestra, el botón llamado Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (INAI), que recientemente le otorgó un 4 de calificación, ya que la legislatura local ha sido incapaz o ha sido opaca con alevosía y ventaja, para publicitar 60 apartados que establece la ley en la materia, como lo informó el presidente del Comité de Transparencia y Acceso a la Información del Congreso estatal, Francisco Campos Ruiz.
Ni siquiera en temas elementales como la dieta que perciben mensualmente hay claridad. Si usted estimado lector, quiere conocer lo que ganan sus diputados, deberá buscar en la Internet la página oficial del Congreso, ir al apartado de transparencia, donde en lugar de encontrar la información en el título correspondiente a “Remuneración bruta y neta”, lo ocultaron en otro llamado “Convocatorias a concurso a ocupar cargos públicos”, que nada tiene que ver, y luego tendrá que desplazarse hasta un sub apartado denominado “NOTA”, que tampoco tiene nada que ver, para que usted se entere que sus diputados cobran una dieta mensual de 66 mil 118 pesos con 92 centavos, después de pagar impuestos.
Por supuesto que no están las declaraciones patrimoniales, ni lo que reciben mensualmente para viáticos, gastos de representación, ni gestoría.
El asunto es grave, porque en este poder, el Legislativo, recae la tarea de la rendición de cuentas, en sus manos está la Auditoría Superior de Michoacán, que ha servido de prácticamente nada y que ante la opacidad que cotidianamente demuestran y evidentemente defienden los mal llamados “representantes populares”, la expectativa de que la situación progrese en el estado, se mantiene por los suelos.
Si el poder que menos presupuesto ejerce y que tiene la responsabilidad de cuidar la aplicación de los recursos del Ejecutivo, no es capaz de ser claro en algo que resulta elemental, inevitablemente la sospecha de corrupción e impunidad se mantiene, crece y obliga a concluir que entre quienes conforman los poderes en turno prevalece una complicidad terrible donde lo realmente importantes es mantenerse en el poder, vivir del erario como príncipes, en medio de un hartazgo poblacional creciente y peligroso.
Por si no fuera suficiente, quienes integran los poderes, además de tener salarios bastante buenos, defienden a capa y espada prestaciones que deberían ser exclusivas de los sindicalizados, como el aguinaldo, por citar un ejemplo, del que cobran 52 días, adicional a todas los demás privilegios, que no son capaces de publicitar.
Con este tipo de actitudes de quienes integran los poderes en turno, cómo pretenden concientizar a cualquier cantidad de sindicatos de hacer las cosas correctamente. Ni hablar, no se aprecia aún quién o qué poder dará el paso ejemplar para que se rompan algunos círculos viciosos que mantienen a Michoacán de rodillas financieramente hablando y torpe en varios ámbitos.
Con la esperanza de que haya una próxima vez… me despido, gracias.