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viernes, noviembre 22, 2024

LIBRE EXPRESIÓN…

“Me he vuelto más bien como el rey midas, excepto que todo se convierte no en oro, sino en un circo”.

Alberto Einstein (1879 – 1955). Físico alemán de origen judío.

 

carlos a monjeEl presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, logró su cometido y ha comenzado otro circo, otra cortina de humo, me refiero a la consulta ciudadana que se llevará a cabo el primero de agosto, para según él, decidir si queremos o no enjuiciar a los expresidentes.

Desde cualquier ángulo resulta una aberración. El colmo es que fue avalada por los legisladores de Morena y Partido del Trabajo, así como por la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

Está claro que para aplicar la ley no hace falta consultar a nadie. Simple, que López Obrador presente las pruebas para meter a la cárcel, no sólo a los expresidentes de México desde Carlos Salinas de Gortari hasta Enrique Peña Nieto, como prometió en campaña, también a ex funcionarios y funcionarios de su gabinete.

No hace falta tanta payasada. Mucho menos despilfarrar más de 500 millones de pesos, cuando hacen falta medicamentos, especialmente para los niños que luchan contra el cáncer.

Vaya insensibilidad la del inquilino de Palacio Nacional que opta por mantenerse en campaña proselitista, hablar hasta por los codos y polarizar al país, en lugar de intentar gobernar y solucionar las diversas crisis que padece el país.

La consulta fracasará. Para que sea vinculante, es decir, que obligue a las instituciones competentes a actuar en consecuencia, deberá participar el 40 por ciento de los ciudadanos inscritos en la Lista Nominal de Electores, es decir, más de 37 millones de mexicanos y la mayoría por la afirmativa.

Consejeros del Instituto Nacional Electoral (INE) han señalado que instalarán unas 50 mil mesas receptoras del voto, ante las carencias financieras para llevar a cabo la consulta. Es decir, una tercera parte de las 163 mil que se instalaron el pasado 6 de junio, cuando votamos más de 48 millones de ciudadanos.

Lo que se antoja como la crónica de un fracaso anunciado, comenzó en la imaginación de López Obrador con una pregunta que incluía los nombres de los expresidentes y que la Suprema Corte de Justicia de la Nación modificó para que fuera legal, pero la dejaron evidentemente ambigua. Y dice:

“¿Estás de acuerdo o no en que se lleven a cabo las acciones pertinentes, con apego al marco constitucional y legal, para emprender un proceso de esclarecimiento de las decisiones políticas tomadas en los años pasados por los actores políticos encaminados a garantizar la justicia y los derechos de las posibles víctimas?”

Ni cómo ayudarles. Está claro que las consultas ciudadanas son necesarias para una democracia participativa, pero también que la materia así lo amerite.

Preguntar si se aplica o no la ley no tiene ningún sentido, mucho menos si la idea nace desde el presidente de México, porque si en la entrega recepción y en los archivos encuentra elementos que prueben la corrupción o cualquier otro delito, tendría que actuar en consecuencia.

Que se lleve a cabo la consulta prueba el sometimiento de los poderes que ha logrado López Obrador. Ratifica su demagogia, sus promesas incumplidas y su búsqueda constante de la campaña proselitista, en lugar de intentar gobernar.

Para colmo, el fracaso de la consulta le dará más motivos al inquilino de Palacio Nacional para denostar al INE, que no tendrá los recursos necesarios, casi 900 millones de pesos, que, en su ajuste, consideraron necesarios. Primero solicitaron casi mil 500 millones.

¿Usted estimado lector, participará de este circo? Yo no.

Con la esperanza de que haya una próxima vez… me despido, gracias.

cmongem@hotmail.com

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