“El asunto del mecenazgo fue lindo pero ya se acabó”, dijo una contundente Johanna Ángel Reyes durante el taller de “Marketing cultural e industrias creativas”, impartido este fin de semana en la Casona del Congreso.
En efecto, el taller buscó ofrecer un panorama diferente para el trabajo cultural, una visión que no se inserta en el paternalismo gubernamental, sino que entiende a la cultura como una fuente para el emprendimiento y la creación de empresas.
Por tanto, el taller estuvo orientado a replantear los límites del campo cultural, en especial en lo referente a producción de y sucesivas post-producciones, pues como señaló Ángel Reyes “un proyecto de sólo una ocasión ya no sirve (…) una planeación mínima debe ser por lo menos a dos años”, cosa muy necesaria, pues la académica recordó que gran parte de los proyectos culturales en el país se realiza sin planeación alguna.
Asimismo, el taller describió las múltiples formas de industrias creativas existentes, entre las que esta la industria musical, desarrollo de software, la industria editorial, el cine y las artes escénicas, por mencionar algunas.
Otras cuestiones revisadas fueron la necesidad de tener claro los registros de patentes y derechos de autor; la premura de romper con la idea de que la cultura es gratuita; tener presente que la cultura es un bien social antes que para el lucro; así como tener claro los pilares básicos del marketing, es decir, producto, precio, plaza y promoción.
Por último, es posible ofrecer la definición de lo que es marketing cultural:
Conjunto de acciones, estrategias y productos que tienen por objetivo estimular la producción cultural o difundir cultura y, de esta forma, colaboran en el proceso de formación de imagen de la empresa o institución.
