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sábado, noviembre 23, 2024

PRD, ¿ÚLTIMO CUMPLEAÑOS?

Las dictaduras pueden reformar las leyes, pero no las costumbres.
Jacinto Benavente (1866-1954) Dramaturgo español

Las del dos de junio próximo, bien podrían ser las últimas elecciones federales en que participe el Partido de la Revolución Democrática. Lo hará con el serio riesgo de perder su registro justo un mes después de cumplir 35 años.

Este cinco de mayo el PRD festejó las tres décadas y media de su nacimiento. Surgido como un aglutinador de diferentes fuerzas de izquierda, pero también de personajes y movimientos del ya entonces viejo PRI, el llamado partido del Sol Azteca emergió como opción electoral de hastío al viejo régimen, pero con recelo a la derecha y también al radicalismo de visiones socialistas o comunistas. En el 94 alcanzó un triunfo sonoro con la jefatura del gobierno capitalino a manos de Cuauhtémoc Cárdenas. Senadurías y diputaciones federales y locales en número no despreciable y, sobre todo, gubernaturas tampoco desdeñables como Michoacán, Tabasco, Guerrero, Oaxaca y Chiapas, evidenciaron un crecimiento importante.

Empero, el PRD enfrentó, entre otros, dos factores que nunca pudo superar y que finalmente le llevaron al cadalso: jamás cimentó una base institucional, solo dependió durante 35 años de dos liderazgos, el del propio Cárdenas y luego el de su hechura, Andrés Manuel López Obrador. Más que líderes, ambos se erigieron como caudillos, sin controles ni contrapesos. Y un segundo factor, consecuencia directa del primero, fue el surgimiento de “corrientes” que en realidad eran mini partidos dentro del partido. La ausencia total de institucionalidad originó que esas “corrientes” protagonizaran auténticas noches de cuchillos largos entre ellas. Bien se decía que no había peor enemigo para un perredista, que otro perredista.

Lo inevitable ocurrió: al paso de pocos años el partido se desangró internamente, y su último propietario, López Obrador, leyó oportunamente la realidad y antes del naufragio saltó del barco para crear otro movimiento enteramente suyo, la 4T. Buena parte del perredismo igual abandonó la nave, a sabiendas de que en la 4T se abrían las puertas del poder y la riqueza sin límites.

Michoacán fue el último reducto perredista, con Silviano Aureoles a la cabeza. Hoy, no quedan sino jirones y el PRD apuesta lo poco que le queda a la ligera esperanza de mantener el registro a la sombra de la votación que le pueda generar Xóchitl Gálvez.

En realidad, se ve muy complicado que el PRD supere la aduana del 24. Todo apunta a que el 3 de junio le estemos dedicando un réquiem. En el menos peor de los casos, quizá quede reducido a partido estatal. En todo caso, un final previsible.

Y a la pesadilla ya solo le quedan 160 días. X @jaimelopezmtz

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