La política depende de los políticos, más o menos como el tiempo depende de los astrónomos
Remy De Gourmont (1855-1915) Novelista francés
Andrés Manuel López Obrador hablando desde el corazón: “con la compra de medicinas, cuarenta mil millones de pesos nos ahorramos, valió la pena aguantar…”
Es, probablemente, la declaración que más lo dibuja de cuerpo entero. Este miércoles en su palacio, abrió su pecho para confirmar que estamos ante un presidente por cuyas venas no corre sangre, acaso atole; un presidente inmune al dolor de sus gobernados. Si de éstos mueren 800 mil en una pandemia por políticas públicas equivocadas, ni modo, son los costos “de la transformación”.
Lanzar sin rubor su satisfacción por que su gobierno se ahorró 40 mil millones de pesos en la compra de medicamentos, es una manifestación de insensibilidad, de crueldad y de miseria humana. Ese ahorro ha producido la muerte de miles y miles de mexicanos porque en la pandemia no tuvieron un espacio ni equipo ni medicamentos para ser atendidos; que murieron porque nunca hubo el medicamento contra enfermedades graves; ese ahorro llevó a miles de niños con cáncer a la muerte, lo mismo que a pacientes del IMSS o del ISSSTE por no ser intervenidos a tiempo.
Valió la pena, dice López Obrador. Si lo medimos en función de la muerte no inevitable de decenas de miles de mexicanos por ahorrarse cuarenta mil millones de pesos, y en cambio usarlos en el Tren Maya, el aeropuerto de Santa Lucía o la refinería de Dos Bocas, pues sí, sí valió la pena en la lógica miserable del presidente, para quien un tren y un voto siempre serán más importantes que una vida humana.
El problema es que López Obrador no cometió un desliz con esa declaración, no es que se haya equivocado o dicho lo que no quería. En absoluto. Esa declaración refleja con toda autenticidad su sentir, es dramáticamente sincera, porque ese es él, tal cual. No tiene remordimientos ni esas miles de muertes evitables le quitan el sueño.
Como sea, ahí queda esa declaración como un monumento a la sinceridad, pero también al cinismo y a la miseria, porque tenemos un presidente así, además de cínico, miserable.
Y a la pesadilla ya solo le quedan 469 días.
twitter@jaimelopezmtz
