La política es el arte de disfrazar de interés general, el interés particular.
Edmond Thiaudiére (1837-1930) Filósofo francés
Preguntaba el filósofo de Parácuaro: ¿pero qué necesidad?
¿Y si Alfredo Ramírez Bedolla se ciñe a lo estrictamente rutinario, da El Grito y san se acabó?, ¿cuál es la necesidad de atraer al pueblo bueno y sabio a un espectáculo musical callejero, en medio de la peor crisis de seguridad en la historia de México?
Bedolla, siempre siguiendo los consejos de la pareja de súper asesores, ordenó la contratación de la Banda El Recodo para que ofrezca un espectáculo gratuito en el corazón de Morelia, la noche de este próximo domingo, luego de la ceremonia de El Grito. En una circunstancia de razonable normalidad, podría caber la idea. El punto es que no la tenemos: la violencia está desatada por todo el país, producto del empoderamiento de los cárteles de la criminalidad, gracias a sus ligas con la 4T.
En las condiciones actuales, una concentración multitudinaria como la que seguramente habrá el domingo, sí o sí representa un serio riesgo, que solo la imprudencia deja correr.
La temeraria decisión solo se explica por la “estrategia” comunicacional de que de esa forma el gobernador envía una señal de que en Michoacán todo está en santa paz y qué mejor prueba que un evento de ese tipo. Ya ni hablar del gasto que significa, aunque habrá que recordar que este gobierno se ha especializado en el pan y circo al pueblo, bueno, más bien el circo, y de todo y nada organiza conciertos musicales, que entre paréntesis una buena tajada de dinero dejan a los encargados de contratar a los artistas. En las calles de Janitzio saben mucho de eso.
El quid del asunto es que la referida estrategia del circo es el as bajo la manga de los gobiernos ineficaces, sin resultados. A falta de ellos, solo queda el show. ¡Cuánta sabiduría de los romanos!
Y a la pesadilla, a la actual, ya solo le quedan 18 días. X@jaimelopezmtz
