El que no quiera vivir sino entre justos, viva en el desierto
Séneca (4 a. C. – 65 d. C.) Filósofo romano
Diego Yahir Valdovinos Armas desapareció en Turicato, cerca de Tacámbaro, en los primeros días de septiembre. A partir de ese momento, su madre, Gris Armas, comenzó una intensa búsqueda, uniéndose a grupos de otras “madres buscadoras” de la zona, y participando en marchas y movilizaciones para presionar a las autoridades para que les apoyaran en esa penosa y pesada labor. El padre de Yahir se sumó desde luego a la tarea.
Hoy, a Yahir, esté vivo o no, ya no lo buscan ni su padre ni su madre. No podrán hacerlo más. Gris y su esposo están muertos. Forman parte de la listas de cinco personas que este lunes fueron acribillados en Tacámbaro, aparentemente en calidad de “víctimas colaterales”, es decir, que no eran el blanco del ataque, cuando un comando intentó asesinar a un hermano del alcalde de ese lugar, mientras desayunaba en un restaurante, en donde Gris trabajaba haciendo tortillas. Su esposo también se encontraba en el lugar.
Los dos se suman a la lista que de manera dramáticamente rápida se está acercando a los doscientos mil muertos de manera violenta en los últimos cinco años en el país. Y a su vez Yahir se suma a los casi cincuenta mil desaparecidos en ese mismo lapso. Y su hermana, de nueve años, engrosa por su parte la lista de huérfanos de la violencia.
Una familia que hace dos meses debió vivir quizá con penurias, pero unida, padre, madre, dos hijos, hoy quedó pulverizada.
El río de sangre que es todo México alcanzó a Gris, a su esposo, a Yahir y a su hermana. Para efectos oficiales, solo son parte de la estadística, un número más. La insensibilidad gubernamental coloca a los muertos y desaparecidos solo en la frialdad numérica.
Una familia víctima no de las circunstancias, sino de la connivencia del poder público con la criminalidad, connivencia que le permite a ésta adueñarse de vidas, quitarlas cuando le place, desaparecer personas si así lo quiere. Es la impunidad total.
A Yahir quizá ya no lo busque nadie desde ahora. Espero esté vivo.
Y a la pesadilla ya solo le quedan 342 días.
X@jaimelopezmtz
