La corrupción del alma es más vergonzosa que la del cuerpo
José María Vargas Vila (1840-1933) Escritor colombiano
Pobre Universidad Michoacana: de un depredador histórico, casi sempiterno, ahora tiene encima a dos.
Eduardo Tena, ya se sabe, es el depredador número uno; no puede entenderse la quiebra financiera de la institución sin la participación voraz del sindicato de empleados y la inmoralidad de la actuación de su líder.
La venta de plazas, la incorporación bajo presiones y chantajes de cientos de empleados sin la menor necesidad, el arrancar prebendas absurdas y leoninas, entre otras «linduras» que han llevado a la quiebra a la Universidad, han sido la constante de la patética y tristísima época de Tena al frente del sindicato.
Y por su lado, el de profesores, que se supone un sindicato mucho más racional, inteligente y sensato que el de empleados, hasta ahora se comportó digamos en esa lógica de mayor altura y responsabilidad: sus demandas de mejora salarial históricamente estuvieron acorde a la realidad y la mesura.
Empero, es evidente que la llegada de Gaudencio Anaya Sánchez a la dirigencia del sindicato de los mentores dio un giro, para mal, a la conducción histórica del mismo: se volvió un gremio igualmente nefasto y con una voracidad sin límites, que ahora contribuye por igual a llevar a la Universidad al despeñadero financiero.
Anaya resultó un líder igual de depredador que Tena, y así, es imposible pensar en una universidad a la altura de las exigencias de la realidad actual; con esos sindicatos, la Casa de Hidalgo no parece tener un futuro siquiera medianamente viable.
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