Ahora las torturas se llaman apremios ilegales; la traición se llama realismo; el oportunismo se llama pragmatismo: el imperialismo se llama globalización, y las víctimas del imperialismo se llama países en vía de desarrollo
Eduardo Galeano (1940-2015) Periodista y escritor uruguayo
Este domingo, el Comité Ejecutivo Nacional del Partido de la Revolución Democrática, aprobó la conformación de un Frente Amplio Democrático, que deberá, supuestamente, aglutinar la mayor cantidad de partidos y fuerzas que sea posible de cara a las elecciones de 2018.
En realidad, lo que claramente comienza a perfilarse es la alianza PRD-PAN.
Pero si esa inminente unión de fuerzas no parece tener muchos puntos de conexión, definir a quién le plantará cara es aún más complicado. ¿Irán panistas y perredistas en una alianza opositora al PRI?, ¿o a Morena?, ¿o a los dos?
La confusión comienza desde los propios militantes de ambos partidos. Ellos, en sus inmensas y respectivas mayorías, no tienen idea de qué diablos esté pasando en sus dirigencias. En este momento, en particular las huestes perredistas se formulan mil y un conjeturas con el resolutivo dominical del CEN de su partido, pero las panistas andan por las mismas.
A ver: ni el PAN ni buena parte del PRD están interesados en subirse de “aventón” al tren de Andrés Manuel López Obrador, razón por la que puede irse desechando que éste y su Morena se sumen al Frente Amplio Democrático. Evidentemente, el PRI está descartado en él, porque igual escozor genera el tricolor entre azules y amarillos.
Luego entonces, debe inferirse que el FAD irá por igual contra el PRI que contra el tabasqueño. Su apuesta, evidentemente, será generar tal grado de aceptación que represente la opción del clásico “tercero en discordia”, cuando llegado el momento de emitir el voto en julio de 2018, el electorado siga hastiado del PRI y siga por igual aterrado con la sola posibilidad de que López Obrador llegue a la Presidencia. La alianza PRD-PAN pretendería erigirse como “la alternativa”: “ni PRI ni AMLO, busquemos una tercera propuesta”.
Y ahí entrarían azules y amarillos en su rara unión. Un poco tratando de ocupar el lugar que en teoría debiera ser para un candidato independiente.
No es fácil el camino para panistas y perredistas, comenzando por la incertidumbre y hasta irritación que en buena parte de sus bases está generando la eventual alianza, hasta la complejidad para estructurar un plan de campaña, una propuesta de gobierno y la definición de un candidato “opositor” único.
Pero por lo pronto los perredistas marcaron ya la ruta. El PAN seguro lo hará en breve. Lo mismo puede significarles a ambos la oportunidad de llegar de la mano a Los Pinos, que una estrepitosa caída. Están en el filo de la navaja, pero claramente así lo han valorado ya y se han decidido por explorar la vía de su alianza. El resultado ninguno de ellos lo conoce. Veremos.