Esencial a la justicia es hacerla sin diferirla; hacerla esperar es injusticia
Jean de la Bruyere (1645-1696) Escritor francés
Que Andrés Manuel López Obrador amague con enviar una iniciativa al Congreso de la Unión para desaparecer los organismos autónomos, no debe sorprender a nadie, si consideramos su empedernido rechazo a todo lo que huela a equilibrio de poderes, a contrapesos y a rendición de cuentas.
Solo que el presidente enfrenta el problema de no contar con el número de diputados y senadores suficientes para reformar la Constitución, y desaparecer al INE, al INAI, a la Cofece, a la CRE y demás organismos autónomos, requiere modificar la carta magna.
¿Y entonces qué busca López Obrador con ese amago, si sabe de la imposibilidad de materializarlo? En realidad, él supone que con ese tipo de manifestaciones hostiles refuerza su posición ante su base de votantes, consolidándose como el líder reformador del país.
Empero, no alcanza a percibir que en realidad ese mensaje de bravuconería le puede ser contraproducente, no en particular a él, sino a su delfina Claudia Sheimbaum, quien está tratando de encontrar el equilibrio entre manifestarse seguidora a ciegas de su jefe y gurú, y posicionar su propia visión de país.
Claramente, a la precandidata morenista le afecta directa y decididamente ese tipo de amenazas de López Obrador, porque ella tiene que cargar con el fardo que implica el temor que genera entre el electorado suponer que quiere la mayoría en el Congreso para sacar adelante ese tipo de reformas dictatoriales. Sheimbaum es tomada con los dedos en la puerta cuando el presidente sale con amagos como este, porque ni puede darle la espalda ni secundarlo abiertamente, dada la desmesura que conllevan las ocurrencias populistas del tabasqueño.
Por ahora, podemos estar tranquilos porque la 4T no tiene, afortunadamente, la forma de sacar esos dislates dictatoriales de López Obrador, pero a partir del próximo año el escenario bien pudiera variar. Hasta que Sheimbaum no tenga la libertad de deslindarse de ese y otros amagos, todos de corte fascistoide, no sabremos su verdadera posición. Como sea, ello ratifica la relevancia de asegurarnos que en el Poder Legislativo, el presidente en turno no tenga mayoría calificada. Si sin ella López Obrador ha destruido medio país, ya podemos imaginar qué pasaría con un Congreso a modo.
Y a la pesadilla ya solo le quedan 293 días.
X@jaimelopezmtz
