En un espíritu corrompido no cabe el honor
Tácito (55-120) Historiador romano
Elías Ibarra Torre, médico de profesión, es el nuevo secretario de Gobierno. Médico pediatra de profesión, el de Huetamo cuenta con las características personales y políticas para entregar buenas cuentas al frente de esa, la oficina más importante en el gobierno, sin contar a la del mandatario, claro.
En primer lugar, es un político proclive a dialogar, a no cerrar las puertas a nadie, lo que le puede permitir al gobierno de Ramírez Bedolla la oportunidad de reencauzar el hilo de la comunicación con diversos sectores con los cuales comenzó a tensarse en las últimas semanas, particularmente con los partidos de oposición, justo al abrir el proceso electoral.
Pero además, Ibarra tiene la ventaja, contrario a su antecesor, de que se dedicará de tiempo completo a atender las responsabilidades de la Segob. Se manejó mucho la posibilidad de que compitiera por la diputación, federal o estatal, en su distrito, siendo un perfil competitivo para ello en Morena. Empero, su designación como secretario de Gobierno obviamente cancela cualquier opción electoral, lo que garantiza que no atienda a dos amos.
Es por eso que, a no dudarlo, Bedolla ganará con el relevo en Segob: eficacia y tolerancia, por una parte, pero tiempo completo y dedicación absoluta por otra.
Por lo demás, Ibarra deberá retomar los hilos de comunicación con los demás poderes, con alcaldes, con sindicatos, con empresarios, con medios de comunicación, lo mismo que con órganos autónomos, porque en general no hay sector social que no esté en el resorte de un secretario de Gobierno.
Pero en particular, enfocará seguramente la prioridad en dos rubros: la gobernabilidad en el proceso electoral y el obligado reencauzamiento de las políticas públicas en materia de combate a la inseguridad y la criminalidad, sin duda el lado flaco gubernamental.
Por lo pronto, hay que decirlo, el pediatra terracalenteño es bien recibido dentro y fuera de gobierno. Solo el tiempo dirá si hace buenos o no esos pronósticos.
Y a la pesadilla ya solo le quedan 362 días.
X@jaimelopezmtz
