La política es una guerra sin efusión de sangre, y la guerra, una política con efusión de sangre
Mao Tse Tung (1893-1976) Político chino
De las elecciones de este domingo hay una multiplicidad de “lecciones” que los partidos, los aspirantes a candidatos y los analistas toman a manera de conclusión. A cual más de válidas desde luego, en tanto que cada quien potencializa o minimiza según sus propias expectativas e intereses.
Pero me parece que de todo ese abanico de conclusiones, hay una que claramente es indiscutible: Morena es casi invencible, pero casi y en el casi radica el quid del asunto para la oposición.
Casi invencible porque si bien ganó fluidamente el Estado de México, fue arrasado en Coahuila. Casi invencible porque es indudable que un factor decisivo fue el alto abstencionismo, que siempre favorecerá al partido dominante; luego entonces, una mayor participación ciudadana va aumentando las posibilidades de la oposición.
Casi invencible, porque también es evidente que en Edomex hubo una monumental injerencia gubernamental, y sin ella, si es que logra ser contenida, las posibilidades de Morena obviamente decrecen. Casi invencible, porque quedó claro en esa misma elección que cuando los gobernadores juegan contras, como sucedió notoriamente con Alfredo del Mazo, se vuelven en factor clave en la derrota de “sus” partidos. Si en la oposición controlan ese riesgo, sus posibilidades crecerán.
Es casi invencible Morena, porque Coahuila evidenció que para la oposición no hay de otra, o va unida o será arrasada. Y ahí el papel de Movimiento Ciudadano crece en relevancia. Aun hoy, el dueño del partido, Dante Delgado, se mantiene reacio a sumarse al bloque opositor anti 4T.
Sí, Morena, como buen heredero del PRI, es casi invencible. Pero no es invencible. Asegurarse que no lo sea por completo, es la clave de la oposición. Por ahora, no parece haber claridad en esa lectura. La queda poco tiempo porque el adversario le lleva años luz de ventaja. Veremos de qué están hechos priistas, panistas, perredistas y, sobre todo, emecistas.
Y a la pesadilla ya solo le quedan 485 días.
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