Permitir una injusticia significa abrir el camino a todas las que siguen
Willy Brandt (1913-1992) Canciller alemán
Inicia el ciclo escolar 23-24 con notorios claroscuros. En el caso michoacano, con la expectativa de que la Cnte permita repetir un año más sin paros laborales, aunque, como en todo el país, con la polémica por la orientación de los nuevos libros de texto, que justamente ahora se están estrenando.
En lo laboral, es de esperarse que el gobierno michoacano siga contando con el recurso presupuestal para pagar a tiempo al personal del sector educativo, y que éste no tenga pretextos para parar, aunque este lunes, en el arranque del ciclo, ya realizó su primera movilización callejera. Ojalá no sea el regreso a los sistemáticos paros.
Pero al margen de ello, hay que advertir que el ciclo abre con una evidente polarización -¿qué no está polarizado en este país?- por el contenido de los nuevos libros que llevarán los niños de las escuelas oficiales, salvo los de Chihuahua y de Coahuila, en los que la Corte amparó a los gobiernos locales para frenar la distribución de dicho material didáctico.
Son cada vez más las voces reticentes a emplear esos libros, sobre todo de padres de familia que consideran que invade su esfera de atribuciones, al incluir de forma sobresaliente rubros como la sexualidad y la equidad de género que, argumentan, no sin razón, que deben inculcarse en el seno familiar, al menos en la etapa infantil. Creo que en ello tienen derecho a protestar los padres de familia: el Estado no debe abrogarse una facultad de ellos.
Por lo demás, es evidente que los nuevos libros sí tienen una orientación profundamente ideológica y política: pretende impulsar una visión del mundo que vaya a tono con la del gobierno lopezobradorista, crítico con todo lo que huela a pasado, y que ubique en el nivel de deidad al presente, comenzando por Andrés Manuel López Obrador.
El presidente lo dijo sin rubor ni tapujos hace tiempo: entre más ignorante la población, más apoya a su gobierno. Si a confesión de parte, relevo de pruebas, podemos entonces entender por qué la politización de los libros de texto: no están diseñados para preparar intelectual y culturalmente a los niños y jóvenes, sino para mantenerlos en la ignorancia. De ahí que las ciencias, las matemáticas, la computación, los idiomas, sean relegados a su mínima expresión, para dar paso a la preponderancia de temas “sociales” orientados a justificar y legitimar la llamada cuarta transformación.
En todo caso, el infalible tiempo pondrá las cosas en su lugar.
Y a la pesadilla ya solo le quedan 399 días.
X@jaimelopezmtz
