Todo hombre tiene su precio; lo que hace falta es saber cuál es:
Joseph Fouché (1759-1820) Político francés
Una tarjeta con dos mil pesos y su afiliación al IMSS, es la “estrategia” del gobierno de Claudia Sheinbaum para enfrentar la inminente deportación de migrantes de Estados Unidos.
No es broma, mala broma mejor dicho. En eso consiste el plan gubernamental ante el masivo arribo de paisanos, que ya comenzaron a ser expulsados del vecino país del norte.
Dos mil pesos representan alrededor de cien dólares, que a su vez constituyen un promedio del ingreso diario de un trabajador mexicano en Estados Unidos, lo que habla de la inutilidad de un apoyo de esa dimensión para los deportados.
Y del Seguro Social, mejor ni hablar: estar hoy asegurado o no, es exactamente lo mismo. Un afiliado de cualquier forma no tiene acceso a consultas médicas en tiempos razonables, las intervenciones quirúrgicas le son programadas con un año de posterioridad, y tampoco cuenta con medicamentos porque las farmacias del IMSS simplemente están vacías. El deterioro criminal del sistema de salud impulsado por Andrés Manuel López Obrador y mantenido por Claudia Sheinbaum, origina entonces que ya prácticamente no haya diferencia entre ser o no derechohabiente del Seguro.
Podrá argumentarse que es lo que hay, es lo que está al alcance del gobierno ofrecer, lo cual es relativamente cierto. Pero el problema radica en que pese a que Donald Trump anunció esa medida con suficiente anticipación, el gobierno mexicano no atinó nunca a diseñar una eficiente y oportuna estrategia para recibir a los paisanos y hoy solo está dando palos de ciego. Eso sí, muy en modo 4T.
X@jaimelopezmtz